domingo, 6 de abril de 2008

Dietas y amistades peligrosas

Para mantener la seguridad en los encuentros de fútbol, desde hace años se dispone la separación de las aficiones de uno y otro equipo. De esa manera, y salvo casos extraordinarios, las “hordas” futboleras (con perdón) no se mezclan entre sí, minimizando posibles incidentes. Está claro, que los seguidores “sueltos” no representan peligro.

Eso mismo ocurre con los alimentos en el partido interno de nuestra asimilación, donde algunos de ellos se llevan a matar, haciéndose patente al ingerirlos en la misma cantidad (lo dicen los expertos en nutrición), pues bloquean una correcta asimilación que impide la deseada pérdida de peso. Esta teoría lleva a la llamada tabla de Hay/Walb, que establece que una dieta exige una desproporción entre alimentos que tienen mal rollo químico entre sí, aunque no social-gastronómico, (pues mezclados están riquísimos), pero en el mismo menú pueden provocar incidentes que no nos dejen adelgazar.

Así, carbohidratos y proteínas no deben ir nunca a partes iguales. Es el caso del guiso de las deseadas patatas con carne, que para hacerlas compatibles con nuestra dieta es necesario comer más carne que patatas, o viceversa. La proporción se establece en 4-1 aproximadamente.

Cereales, harinas, pan, pastas, arroz, y legumbres (tan necesarios) por ejemplo, deben separarse o consumirse desproporcionadamente con respecto a carnes, pescados, leches, quesos y huevos, so pena de no conseguir el efecto de su correcta asimilación sin dejar grasas. Por supuesto, hay alimentos neutros, como aceites, nata, yema de huevo y todas las verduras y hortalizas, que son tan pacíficos que se llevan bien incluso con los dos conflictivos grupos anteriores, contribuyendo a que podamos perder peso mientras comemos.

Ésta es la regla número uno para comenzar una dieta. La información me la facilitó la doctora Cruz, (Clínica Roch), quien también subrayó, refiriéndose a los productos industriales o precocinados, que ésos no hay protocolo de seguridad que pueda con ellos, porque son los auténticos “hooligans” de la dieta, alteran la convivencia y siembran la discordia allá donde van. Está claro que hay que restringir e impedir el acceso de estos alimentos a los partidos de liga si queremos perder peso, ¡hala!, ya lo he dicho!.

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