jueves, 11 de septiembre de 2008

Comeencasa y la cocina marginal

Hoy traigo una receta hecha a base de utopías naturales, fácilmente congeladas por su frescura y actualidad en la nevera de los ideales humanos, y por eso no caducan nunca. La materia prima es de primera calidad: los niños; pero hay pocos cocineros cuando los fogones radican en un mundo políticamente incorrecto. En Sevilla, las chabolas no venden…

Un cocinero-educador, Jorge Morillo, lleva veinticinco años acudiendo una tarde a la semana, con su furgoneta tuneada con símbolos cristianos, a cada uno de los cuatro asentamientos marginales sevillanos: San Juan, El Vacie, Torreblanca y puente de San Juan (debajo), cada uno de su padre y de su madre. Pero en todos ellos hay niños y niñas que merecen vivir algo mejor, y que salen a esperarlo a la carretera porque Jorge va a enseñarles a jugar al fútbol, les llevará merienda donada por el Banco de Alimentos, y sobre todo les transmitirá valores como la responsabilidad o el compañeris
mo.

Gracias a la colaboración económica de la caja de ahorros en que trabajo, la Asociación Educar en la Calle pudo llevar a cabo cuatro excursiones a playas, destinada tanto a los niños como a sus familias, ampliando así el proyecto de integración. Yo tuve la suerte de acompañarlos en tres ocasiones: San Juan (playa Victoria, Cádiz), El Vacie (El Palo, Málaga), y bajo el puente de San Juan (Matalascañas, Huelva). La mayoría de los niños veían el mar por primera vez. Y yo por primera vez palpaba la marginación.

Os he enlazado los tres vídeos colgados hace años en you tube, bajo el título “El fútbol como excusa”, que lo dicen todo. En uno de esos viajes conocí a Carmen, gitana de 20 años, con dos hijos (otro se le murió abrasado con 10 meses intentando calentar agua), me ha invitado a tomar café a su casa, situada bajo el puente de San Juan, cuya visión me impactó desde el autobús. Pero su sonrisa tiene esperanza en el futuro.

Ilusiones marginales por dejar de serlo, también falta de cultura y un chip distinto en sus pensamientos analfabetos. Pero los niños, gracias a gente como Jorge Morillo, se van educando en la calle. Yo, que la he conocido de cerca, creo en esta iniciativa.

El proyecto Educar en la calle aún no tiene página web. Mientras tanto, comencasa les dará alojamiento. Si queréis más información, ahí tenéis el tríptico, en dos páginas.























5 comentarios:

Candela dijo...

Me parece una iniciativa muy loable. Parece mentira que en la era que estamos y aun haya sociedades marginales y marginadas.

Anónimo dijo...

Pues sí. Da respeto y casi miedo contemplar estos asentamientos. Y sobre todo, no comprende uno cómo no se ha estado trabajando con ellos de una forma profesional... y es que hay muchas ONG's fantasmas, para colmo.

Manuel Casal dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Manuel Casal dijo...

Uf. Qué duro. Lo peor es la cantidad de miradas que te miran, como si fuera un cuadro barroco. Y lo mejor, la dignidad que muestran. Uf.

Anónimo dijo...

Gracias por todo Charo.

Tu página abre el apetito.