Mi amigo Antonio Álvarez estuvo en la IV Feria Gastronómica de Cáceres, que tuvo lugar el pasado fin de semana de marzo, y se acordó de mí, gracias a lo cual tengo estas magníficas imágenes que dan auténtica envidia gastronómica.
El evento, celebrado por primera vez en el marco de la Plaza Mayor de la ciudad, pretende potenciar la gastronomía cacereña, dinamizar el sector de la restauración y dar el necesario impulso al turismo. Para ello, esta edición contó con la presencia de la comunidad autónoma de Valencia como invitada. Pero como nota especial, la Feria acogió a la prensa y crítica especializada en gastronomía de primera línea, para asegurarse de una mayor divulgación en toda España, mirando al proyecto Cáceres 2016 (capitalidad cultural europea).
El evento, celebrado por primera vez en el marco de la Plaza Mayor de la ciudad, pretende potenciar la gastronomía cacereña, dinamizar el sector de la restauración y dar el necesario impulso al turismo. Para ello, esta edición contó con la presencia de la comunidad autónoma de Valencia como invitada. Pero como nota especial, la Feria acogió a la prensa y crítica especializada en gastronomía de primera línea, para asegurarse de una mayor divulgación en toda España, mirando al proyecto Cáceres 2016 (capitalidad cultural europea).
La Feria estuvo organizada por la Institución Ferial Cacereña (IFECA), el Consorcio Cáceres 2016 y la Denominación de Origen Torta del Casar, con el patrocinio de Caja Extremadura y Mahou. Participaron un total de 34 empresas, que dieron a conocer las tapas tradicionales de la gastronomía cacereña, de las que 11 son restaurantes y 23 fabricantes, con 150 tapas diferentes y 24 tipos de vino, 36 expositores en 40 casetas. Habrá una cata de vinos de la D.O. Ribera del Guadiana y de Aceite D.O. Gata-Hurdes, con Torta del Casar. Me contó Antonio que los productos mayoritarios eran embutidos y quesos, y que la calidad fue el factor común de lo ofrecido.
Hacer turismo por España, conocer sus pueblos, sus tradiciones, sus castillos y sus dichos, no sería lo mismo sin vivir la gastronomía propia del lugar, pues en ella están comprendidas la historia, costumbres, actividad económica y hasta filosofía de la población. Y sobre todo, es una forma ideal de acercarnos a otras comunidades y comprender su manera de ser, la mejor iniciativa de cualquier turista. Compartiendo la comida se entiende la gente.
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