Está cerca del mercado de abastos, yo lo sabía. Pero a veces cuesta traspasar ciertas fronteras. Porque se teme la miseria, la suciedad o la fea indigencia. Pero el sábado pasado, tenía un motivo para ir: con mi famoso carrito rojo de la compra aún vacío, llevé algunos kilos de alimentos, y algún dinerillo de mi hermana y mío. Al llamar al timbre, ¿diré un Ave María Purísima?… Eran casi las 10 de la mañana. Me abren el porterillo y desde el bello patio pude ver el interior de la impoluta cocina, de la que ya salían olores calientes y caseros, con tres cocineras sonrientes. Entrego el material a una de las monjas, y como curiosidad le pregunto si vivía allí Sor Olegaria, la primera profesora de mi ya demolido colegio Institución Generalísimo Franco (así se llamaba, de verdad), quien me enseñó en el 2º A de primaria a perfeccionar las cuatro reglas y a construir frases. Y allí vivía, y con sus 85 años bajó del moderno ascensor: algunas monjas con muletas. Sor Olegaria no.
Nos abrazamos. Ella me reconoció. “¡Ay Rosarito, pero si tú eras la niña más buena del colegio!..”(¡Vaya!). Se alegró mucho de verme. Bueno, Sor Olegaria, nacida en Chiclana, siempre fue alegre, siempre estuvo de acuerdo con lo que le ordenaban, a todo ponía buena cara y nunca criticaba a nadie. Sor Olegaria venció hasta al mismo cáncer.
Me enseñó la casa, la pequeña capilla, el patio, el comedor y la sala dónde cada miércoles facilitan ordenadamente ropa a mucha gente que anda mal por la calle, por las calles, sin esperanza, sin rumbo, y que a través del la comida caliente y el olor a ropa limpia y planchada, se convierten en personas normales. Me contó cómo cada día –menos el domingo- entregaba las bandejas con los almuerzos, ayudada de cuatro o cinco voluntarios (y tiene 85 años, y aún pertenece a la población activa). Y me presentó a Sor Teresa, la joven superiora, que se mueve con rapidez por la casa, siempre pensando cómo solucionar tantos problemas que llaman al timbre.
Gentes con desesperación crónica, sin fecha de caducidad, que comen en silencio, y luego se marchan a seguir con su destino en la calle. Pero también familias que ya no son las mismas, que ya no pueden comprar el champú de marca de antes, y que ahora lo reciben del comedor, sabiendo que son de las tiendas de “20 duros”. Estas familias a veces lloran, lloran fuera del horario de comidas, porque les avergüenza estar allí, y por eso se llevan los avíos para cocinar en casa. Sor Teresa dice que esta solución les sale más cara pero respeta su dignidad.
En María de Arteaga en Nochebuena y en la gaditana fiesta de los Tosantos sirven algunas delicatessen a los usuarios del comedor. Un primer plato común, y un segundo que –puede repetirse si sobra-, y un postre de fruta o lácteo. En el comedor son una gran familia. Pero también llegan a veces pescado no vendío (caballitas, sardinas, las más saludables para el corazón). Sor Olegaria me describe todo esto con alegría, porque el comedor es alegre. Este verano ha habido menos jaleo, tal vez porque los pobres se mueven menos, no se arriesgan ni a salir…. Ahora las monjas están pendientes de arreglar las duchas, necesarias para aquellos indigentes que por su extrema suciedad ni siquiera aceptan en los ambulatorios.
Salgo de la casa con un beso de Sor Olegaria, camino del mercado. Allí se elige la comida con dinero, con billetes. En el comedor te dan de almorzar y cenar sin pedirte nada a cambio. Yo sin pedirlo, regresé al futuro de hace 40 años, con la cara y el corazón más amable de mi colegio. Y quiero volver, porque sé que seguiré recibiendo. Mi madre estuvo de párvula allí hace casi 80 años.
4 comentarios:
¿El colegio que estaba donde ahora está el comedor de la calle maria arteaga no se llamaba "sagrado corazon"? ¿o me he equivocado de comedor...?
Bueno, primero fue una "miga", allá por los años 30, en dónde estuvo mi madre y sus hermanas. Luego fue colegio de las Carmelitas, no sé su nombre, las que luego se fueron a la Plaza Filipinas.... Ya me enteraré del nombre del colegio.
Se llamaba Sagrado Corazón de Jesús y la directora era Doña Isabel Torres. Estuve desde 1956 a 1962. Buenos recuerdos
Se llamaba Sagrado Corazón de Jesús y la directora era Doña Isabel Torres. Estuve desde 1956 a 1962. Buenos recuerdos
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