Un aplauso a Sopranis: bar restaurante situado en la gaditana calle del mismo nombre, es ya como de la familia. En él hemos realizado diversas sesiones de cata, en las que hemos aprendido mucho sobre los buenos vinos de la provincia de Cádiz. Pero también allí hemos descubierto y saboreado productos clásicos y nuevos de esta comarca, en perfecto maridaje. Sus tapas son de calidad, siempre en constante renovación. Además, fue el primero en irrumpir con su estilo moderno y sin embargo muy profesional, en una calle olvidada, fuera del circuito tradicional de los bares. Hoy la zona es la más animada del Cádiz Intramuros. En esta ocasión, Juan José Sánchez Marabot, su Jefe de Cocina preparó algunas propuestas especiales, de las que destaco la torta del Casar, en su adaptación al gusto gaditano (excelente, magnífica, de diez) y unas minihamburguesas, auténticas obras de arte en su relleno, cuidado y elaboración.
El lujo de la Salina San Vicente: fuimos a comprar –al igual que todos los años- los 25 kilos de sal fina (gorda para nosotros) que contiene cada saco, y con la que cocinamos durante estos 365 días, y que compartimos con nuestros allegados. De nuevo saludamos a Manuel Ruiz –su propietario- quien nos comentó que este año, la cosecha de sal tendrá que retrasarse, debido a las muchas lluvias caídas, que inundaron la salina en exceso, y que provocó tener que tener que tirar toda el agua sobrante de las balsas. La Salina San Vicente es todo un ejemplo de relevo generacional en una industria tradicional y artesana en la provincia de Cádiz. Ya también echa una mano allí uno de sus nietos. Enhorabuena.
Pescado frito con calidad y dignidad: la calle La Palma, barrio de la Viña, es el lugar de encuentro de turistas en busca del pescado frito o plancha junto a los clásicos aliños. Da gloria sentarse allí al fresco en la noche gaditana. Pero ayer descubrimos un bar al que fui por la recomendación de alguien de confianza, que entre otras cosas le suministra la materia prima desde el mercado central. La Dorada, esquina a calle Cristo de la Misericordia es un lugar muy acertado para saborear el pescado al a plancha. El cazón en adobo está frito como en casa, con buen aceite, sin chamuscarse. Las papas aliñás están magníficas, y el calamar a la plancha, se acompaña de unas patatas estofadas con taquitos de jamón. Una buena propuesta para las cenas de verano, con calidad y buen hacer. Se trata de disfrutar del buen pescado frito con mantelitos de papel, que también tiene su encanto, al igual que saborear unos excelentes pimientos fritos, también procedentes del mercado central. No se equivocó quien me lo dijo.
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