jueves, 26 de agosto de 2010

Descubrimientos estivales

El primero es esta talega regalo de mis amigos Manolo y Yolanda. Saben que adoro las talegas de pan y ésta además, está pintada a mano por una cooperativa de mujeres llamada Tiluchi. “La Asociación Tiluchi “Un Proyecto para la Vida” es una entidad española sin ánimo de lucro cuya misión es apoyar, con fondos, trabajo y personas, la tarea que la Asociación Mi Rancho lleva a cabo en Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia. Mi Rancho es un programa socio-educativo integral destinado a niños y adolescentes en situación de calle. Es también un hogar para ellos, una familia, una escuela y, sobre todo, la posibilidad de un futuro mejor”. La bonita talega que ahora uno a mi colección, tiene mucho significado.

El segundo punto es un "descubrimiento de comé". Se trata del plato llamado “la tortilla” de bacalao sin mezclar. Y es que todos sus ingredientes, incluyendo las patatas están tratados, elaborados y presentados de una manera totalmente nueva, pues van por su cuenta. La ponen en el restaurante Arsenio Manila, situado en el Paseo Marítimo de Cádiz. Y su sabor es exquisito.

Ahí va otro: descubrir el baile de Lucía Ruibal, hija del cantautor portuense Javier Ruibal. Pudimos verla bailar en el castillo de Santa Catalina, en Cádiz, con ocasión de las “puestas de sol”, en dónde participan diferentes artistas. En esta ocasión, estuvo acompañada de su hermano, Javi Ruibal, que tocaba una caja acústica.  Lucía baila de maravilla. Él vídeo es anterior.



Y por último, una grata sorpresa ha sido descubrir las especies de algas marinas, comercializadas por la empresa Suralgae, creada por tres jóvenes universitarias gaditanas. Las añadí al arroz de ayer, que llevaba puerro, cebolla, zanahoria, pimiento rojo y tomate frito en la base; en el interior, calamar, un manojo de espárragos y algo de jamón picado. Las especias marinas dan un toque especial, en aroma y presentación.

3 comentarios:

Manuel Casal dijo...

El poder simbólico y real de la talega está, según lo veo yo, en que es el punto de unión entre un pasado sabio -y no todos los pasados fueron sabios, ni mucho menos- que era consciente de que el mejor sitio para guardar y transportar el pan era la tela, y un futuro ecológico que entiende que no se puede estar fabricando bolsas de plástico ni de papel indefinidamente. Larga vida a la talega.

Charo Barrios dijo...

Gracias por la visita y por el comentario, Manuel.

Gabriel dijo...

¡Qué bueno el comentario, Manuel!
Coherente y amable, lo celebro como el que, con amabilidad infinita, tiende un puente entre lo útil y lo ecológico.
Saludos y larga vida a la talega, limpia y sostenible de cualquier clavo tras la puerta de la cocina.