La primera, relativa a la congelación de las albóndigas. Es muy normal que al hacer albóndigas, nos salgan cantidad suficiente para dos veces, y queramos congelar una ración para ser consumida en otra ocasión.
Esto debe hacerse sin salsa, es decir, solo las albóndigas pasadas por aceite. De este modo, cuando se vaya a consumir, el día antes, se descongelan, haciéndose el sofrito para la salsa y añadiendo las albóndigas para guisarlas. Así, guardarán mucho mejor su sabor y textura, como recién hechas.
La segunda, está relacionada con la conservación de las naranjas. A veces, tenemos que apilar las naranjas de zumo fuera del frigorífico, por no tener sitio en él. Para evitar que se nos estropeen durante el tiempo que dure el almacenamiento, es preciso cambiarlas de postura todos los días.
lunes, 3 de marzo de 2008
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3 comentarios:
Muchas gracias por tus consejos.... que no pamplinas te veo siempre aun que no comente por falta de tiempo.
Que buena idea has tenido creando el blog!! Es maravilloso que existan personas que disfruten compartiendo sus conocimientos con los demas. Un beso, te sigo siempre.
A parte de una excelente cocinera, eres una persona muy generosa compartiendo tus conocimientos, tus recetas, tus truquis... y tu TIEMPO. Me encanta tu blog y lo sigo desde el principio. ¡Ánimo!
Te dice:una compañera.
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