domingo, 20 de enero de 2008

El maravilloso mundo del mercado de abastos

Este sábado por la mañana, en lugar de mi paseo en bici, lo he dedicado a la compra semanal, esta vez en un mercado de abastos como Dios manda. No me gusta comprar los sábados, porque odio estar de pie y me pongo muy nerviosa con tanta gente. Pero, ha merecido la pena, porque es estupendo poder contemplar los puestos llenos de frutas y verduras con esos colores tan intensos y tan atractivos.

Entre la fruta que compré: manzanas, peras, plátanos (siempre de Canarias), y mandarinas, encontré las primeras fresas de temporada, que vienen a alegrar un poco el frutero de mi cocina.

En cuanto a las verduras, me traje unos pimientos de asar (rojos y verdes), tomates rama(con una pinta estupenda), berenjenas y calabacines blancos para hacer un pisto (que ya os diré mi receta, por lo sencilla y rica que es), cebolletas, que ya no tenía. Y mi grata sorpresa fue encontrar guisantes naturales, que este año no los veía por ningún sitio.

Por cierto, la señora del puesto (prima mía), me aconsejó que desgranara los guisantes y que los congelase en porciones a mi gusto, pues así tendría guisantes para mucho tiempo. Y ya lo hice.

Aconsejo comprar estos guisantes naturales por ser útiles para muchas cosas: revueltos con jamón, ensaladillas, guisos con alcachofas, o con carne, o en potaje, y también para un arroz de invierno que ya diré algún día. Estos guisantes siempre tendrán mucho mejor sabor que los congelados. Eso sí: hay que pelarlos, mientras cantamos, como en los viejos tiempos.

Mañana es lunes, y hay que afrontarlo con unas lentejas (mañana daré mi receta). De segundo, alterno la ensaladilla con pimientos asados (o pimentada).

¡Ah! el mercado de abastos ha sido el central de Cádiz, y el puesto el número 79. Actualmente, está instalado en una carpa provisional por obras. También estuve en mi pescadería favorita, pero el pescado es materia de otro día, por su gran interés.

La experiencia de comprar en el mercado es muy positiva, lo malo es que no abren por las tardes y por las mañanas estoy en el curre. Pero en ningún caso puede equipararse un mercado con un hiper. Lo siento. Es cuestión de sensibilidad.

(Como podéis comprobar, lo primero que he hecho hoy ha sido sustituir la foto de las papas aliñás, porque la que había era de pena).

1 comentario:

Cris dijo...

Cada vez que visito una ciudad nueva, no dejo de acudir al mercado, igual que voy a los museos. Es una delicia ver la mercancía colocada en los puestos. Por mi trabajo, tuve que acudir con urgencia al Mercado de La Paz, en pleno barrio de Salamanca, en Madrid, y pasando a la carrera entre los puestos, no podía evitar que se me fuera la vista y me entraran ganas de hacer la compra!!! Viva los mercados!!!
Estoy pendiente de la receta del pisto y del arroz de invierno.