martes, 15 de enero de 2008

Los revueltos

Los domingos normalmente no tengo comida preparada al levantarme. Son la excepción, ya que el sábado suelo dedicarme al arroz en sus diferentes variedades. Ya daré otras recetas de arroz de invierno y de verano, y explicaré el porqué de cada una.

Por ello, el revuelto es una propuesta rápida, sabrosa, ligera y muy nutritiva para poner en la mesa, que seguro que todos agradecerán.

Para este tipo de platos utilizo siempre un perol de los antiguos de hierro, que hasta ahora me han dado muy buenos resultados, y que venden en casi todas las ferreterías clásicas y bazares. Se trata de calcular muy bien la cantidad por comensal, para que no nos sobre nada y obtener un buen punto de sal. Otro día hablaré de la sal que utilizo y dónde la consigo.

El revuelto, a mi entender, es un plato que se comparte más que ningún otro. Será porque en el momento de servirlo están todos en la mesa a la vez, y eso es importante.

Tenéis en el enlace de recetas dos ejemplos de revueltos: el de espárragos y el de bacalao. Éste último ha sido muy elogiado por mis amigos. Ah! y sobre todo, los huevos deben ser muy buenos. Yo uso los ecológicos, que encuentro en Corte Inglés, Hipercor y en una tienda de Cádiz de la que ya os hablaré más adelante.

Ya os avisé de que mi blog iría de comida totalmente natural. Y la verdad es que casi nunca es barata. Hace treinta años, cuando hacíamos la compra no era necesario insistir al tendero para que nos vendiera la mayor calidad, pues entre mayor o menor frescura de la mercancía, todos los artículos eran buenos. Hoy por el contrario, tenemos que volvernos elitistas para conseguir unos tomates que sepan a algo, o unas patatas que no se deshagan al cocinarlas. Otro día contaré algo de los tomates y de las patatas....

La verdad es que comer bien ya no es barato, aunque tampoco se trata de gastar por gastar, sino de conseguir la mejor calidad/precio, mirando por nuestra salud y nuestro equilibrio. Y por último, la mano de obra del cocinero/a, y no lo digo por mí aunque también, no tiene precio.

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