- Tiene muchos familiares, -la sepia, el chipirón, la puntillita, etc., pero ni siquiera el calamar tiene tanta personalidad como él. Es que el choco tiene un empaque especial. En Huelva es la seña de identidad, y con él hacen multitud de platos. Nada más que por eso los onubenses deben caer bien a todo el mundo.
No es tan fácil encontrar el auténtico choco de Huelva (o choco choquero como yo lo llamo). Por cierto, los mismos de Huelva hablan igualmente bien del choco de la bahía de Cádiz. Yo lo compro en el mercado de abastos de esa ciudad, en mi pescadero favorito, del que ya os hablaré algún día, con fotos incluidas, porque en los hipermercados no es normal encontrarlos. El choco bueno siempre se vende sucio, aunque puedes pedir que te lo limpien en la pescadería.
Yo acostumbro a congelarlo tal cual, para que pierda la rigidez cuando vaya a cocinarlo, en una fecha más o menos lejana. Y por supuesto, para limpiarlo, me pongo guantes porque de lo contrario me pongo perdidas las uñas, y una tiene que ir luego a la oficina con buena imagen...
En la limpieza se pierde mucho, pues sus vísceras no son aprovechables. Los huevos de chocos son exquisitos y se hacen de muchas maneras, pero yo aún no he aprendido. La concha y los tentáculos largos deben tirarse siempre.
Y un consejo: no le quitéis la piel al choco, pues así conservará todo su sabor. Solo hay que limpiarlo y vaciarlo por dentro suavemente.
El choco es un pescado cercano, que a los que venimos de la costa nos trae muchos recuerdos. Su precio va subiendo impunemente, veremos hasta dónde. Pero siendo de calidad y fresco (dos cosas distintas), constituye un lujo que puede estar a nuestro alcance.
Espero poder publicar todas las recetas que conozco que contengan chocos: Papas con chocos, arroz con choco, habas con chocos, garbanzos con chocos, albóndigas de chocos, etc.. pero, poco a poco. De momento empezaré por presentaros al choco tal como lo saqué del congelador, que la verdad el pobre estaba bastante relajado, ignorando que le teníamos reservado el destino de acabar en una riquísima paella.
La verdad es que este choco que ven, de unos dos kilos aproximadamente, satisfizo a siete miembros de nuestra familia. Sugiero un guiso de choco a la semana, o cada dos semanas, como propuesta de pescado al mediodía. Es una maravilla, incluso en el exquisito olor que desprende mientras se cocina.
¡Que lo disfrutéis!
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