Tal como dije, junto a las lentejas suelo poner o bien ensaladilla (ya hablaré de los dos estilos que utilizo) o bien pimientos asados. Esta semana tocaban estos últimos. Por cierto, suele sobrar algo y los pongo para cenar como segundo plato. Ya he dicho que no me gusta desaprovechar comida y por eso cocino con cantidades muy ajustadas. Prefiero platos cortos y con alimento a preparaciones excesivas en cantidad. Según me dicen en casa, mis pimientos asados están de lujo.
El caso es que se venden los pimientos ya asados, solo para aliñar, y no están mal del todo, pero yo prefiero hacerlos en casa, pues saben mucho mejor.
Mi madre incluía en el asado algún que otro tomate a la vez que los pimientos. Todavía recuerdo aquellos pimientos que nos encontrábamos en la mesa al volver al mediodía de la playa en verano, eran los mejores. Está claro el cariño que ponía en hacerlo.
Para el próximo día tengo dos temas previstos. No sé con cual empezaré: un pisto de verduras, que a todos les encanta (eso dicen) o bien un tema fundamental: el desayuno, sobre cuyo contenido nadie piensa lo mismo. Bueno, yo hablaré de mis preferencias, aunque advierto que han sido muy valoradas por la clase médica. (la que vale vale)
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