Tenéis a continuación una receta de papas aliñás. Hoy la he puesto como acompañante de un pescado (corvina) en salsa roja, que ya explicaré algún día.
Para mí, "papas aliñás" es un plato no solo para disfrutar tomándolo y diciendo lo bueno que está, sino que además a todos los gaditanos (como mínimo) nos trae viejos recuerdos.
Para mí, "papas aliñás" es un plato no solo para disfrutar tomándolo y diciendo lo bueno que está, sino que además a todos los gaditanos (como mínimo) nos trae viejos recuerdos.
Y en cualquier caso, lo considero un plato patrimonio de la humanidad. (tengo algunos calificados así). Mi amigo Pepe Monforte, de la tienda Hecho en Cádiz, mi proveedor de aceites, pronunció un magistral discurso en su ingreso en el Ateneo gaditano sobre la papa, lo que le convirtió oficialmente en un erudito. Así que imaginaos el valor cultural de las papas, y sobre todo si llevan un aliño de lujo.
Pues sí, el aliño lo es todo. Alguno dirá que por qué no le añado algo más, como tomates o atún. Pero opino que no, que las papas aliñás son para disfrutar solas, protagonizando un plato, con los únicos papeles secundarios del perejil y de la cebolleta. En el primer caso, el tomate, éste tiende a arrugarse y deteriorarse y hace estropear la vista del plato. En cuanto al atún, mezcla el aceite propio con el de las papas y no mejora el resultado.
Por ello, os propongo que degustéis las papas aliñás en su estado primitivo, sencillo, y disfrutéis de las cosas buenas porque sí. Yo hasta cierro los ojos cuando las pruebo, a pesar de que a veces no son compatibles con mi dieta restringida de hidratos de carbono. Pero, para eso están los fines de semana, para pecar gastronómicamente hablando. Unas buenas papas aliñás, con una buena cerveza fresquita, y sin stress, son lujos a nuestro alcance, y por supuesto pequeños momentos de felicidad para registrar en nuestra memoria.
Pues sí, el aliño lo es todo. Alguno dirá que por qué no le añado algo más, como tomates o atún. Pero opino que no, que las papas aliñás son para disfrutar solas, protagonizando un plato, con los únicos papeles secundarios del perejil y de la cebolleta. En el primer caso, el tomate, éste tiende a arrugarse y deteriorarse y hace estropear la vista del plato. En cuanto al atún, mezcla el aceite propio con el de las papas y no mejora el resultado.
Por ello, os propongo que degustéis las papas aliñás en su estado primitivo, sencillo, y disfrutéis de las cosas buenas porque sí. Yo hasta cierro los ojos cuando las pruebo, a pesar de que a veces no son compatibles con mi dieta restringida de hidratos de carbono. Pero, para eso están los fines de semana, para pecar gastronómicamente hablando. Unas buenas papas aliñás, con una buena cerveza fresquita, y sin stress, son lujos a nuestro alcance, y por supuesto pequeños momentos de felicidad para registrar en nuestra memoria.
1 comentario:
Estoy de acuerdo con tu elogio a las papas aliñás, y las que me mueven ir a Cádiz, son las del bar del Tío la Tiza.... no importa esperar media hora para sentarte, si luego las comes.Lo malo, es que solamente está abierto en los veranos. Tendremos que esperar al próximo
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