Esta tortillita de patatas parece vulgar pero no lo es. La encontramos en el barito que hay en la calle Santa Inés esquina a San José, una noche camino del Teatro Falla, por aquello de cenar rápidamente. El sitio se llama Bar San Felipe.
Y digo que no es vulgar, porque está cortada longitudinalmente y rellena de melva o atún con cebollitas. Nos la calentaron para consumir, pero creo que fría habría estado igualmente rica.
Os parecerá una tontería, pero esta tortilla de patatas me encantó. No he sido capaz de encontrar este bar buscando por Google. Razón de más para hablar de él y de esta excelente tapa que no por clásica es menos deseada. Es el encanto de las cosas sencillas e inesperadas.
4 comentarios:
La verdadera investigación culinaria está en el trabajo de campo, como habéis hecho vosotros, llegando a lejanos parajes en busca de la tortilla recóndita y cuadrada. A tales viajeros, que llegaron del frío, confortó el bar con nombre de santo con un calentón de la tapa, lo cual engrandeció para siempre la leyenda.
He supuesto, espero que sin mucha audacia, la cerveza implícita y fría, universal acompañante para ayudar en estos tragos.
Besos.
¡¡¡¡Llega el tiempo de las torrijas, los pestiños y los hornazos!!!!
¡Viva la Semana Santa y su gastronomía!!!
Tengo todavía pendientes los hornazos este año....
Uhm, que curiosa, habrá que ir a probarla...más de uno ya te nombrará tapatóloga oficial ;)
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