Con los libros aprendemos y disfrutamos, pero también aprendemos a cocinar. Por eso el sábado a eso de las 13 horas estábamos casi todos los locos/as gastronómicos gaditanos en las primeras sillas del salón de la XXIV Feria del Libro de Cádiz recién inaugurada, para asistir ilusionados a la presentación del esperado libro “Cocina y Gastronomía en el Cádiz de las Cortes”, editado por el Servicio de Publicaciones de la Diputación. Su autor, el químico, investigador y gastrónomo algecireño Manuel Ruiz Torres, ha logrado contagiarnos con este libro y su blog Cocina del Doce, el orgullo de que ser gaditano hace dos siglos fue algo muy importante.
“Cocina y gastronomía en el Cádiz de las Cortes” es un reportaje casi novelado del modo de vida de una ciudad que en 1812 sufría el asedio napoleónico, a través de la exploración de su modo y estilo de cocinar y comer. Además de practicar la novela, el ensayo y los artículos de opinión, Ruiz Torres ha invertido cinco años en este proyecto de investigación, hecho desde su metodología profesional, es decir, haciendo reaccionar en las probetas de su laboratorio de ideas elementos de distintas fuentes escritas; de este trabajo han salido recetas de cocina, combinaciones de alimentos y datos sobre la dieta de los doceañistas gaditanos. Pero sobre todo aporta una valiosa información sobre la vida de la gente de la ciudad-bahía gaditana, afortunada en el autoabastecimiento forzoso de productos del campo y del mar.
El gastronómico periodista José Monforte (con sus bistecs y fritás de papas siempre consigo), presentó al autor aludiendo a la bibliografía consultada para la elaboración de la obra: libros de viajeros, revistas y periódicos de la época, panfletos e incluso actas capitulares. Y, cual cronista vecindón, no pudo evitar facilitar algunos datos reveladores incluidos en el libro: que eran 84 los freidores de pescado existentes en el Cádiz de 1812, que es falso el mito de que aquí se inventara la tortilla francesa (por lo sosita que es), y que el cazón en adobo tiene ya tres siglos. (¡qué arte!).
Manuel Ruiz Torres nos ha creado una joya literaria para el conocimiento de la gastronomía de una ciudad con un ingrediente de lujo: la imaginación. Este libro aumentará nuestra biblioteca gaditana constitucional, y hará que nos familiaricemos con un Cádiz responsable de toda España, y cuyo asedio no consiguió acabar con la “chispa” genética gastronómica de sus gentes, o sea, en su riqueza, pobreza, salud, enfermedad y ganas de comer en casa.
(Y para rematar el acto, os doy envidia: al final del mismo hubo una cata de "maritatas" -bocaditos, hechos según recetas de 1812- por los alumnos de la Escuela de Hostelería Fernando Quiñones -Ajo de berenjenas, Migas fritas en manteca con arrope de calabaza, Buñuelos de ostiones y Bollitos de mazapán con frutas escarchadas-. Pero para esto hay que estar en Cádiz).
“Cocina y gastronomía en el Cádiz de las Cortes” es un reportaje casi novelado del modo de vida de una ciudad que en 1812 sufría el asedio napoleónico, a través de la exploración de su modo y estilo de cocinar y comer. Además de practicar la novela, el ensayo y los artículos de opinión, Ruiz Torres ha invertido cinco años en este proyecto de investigación, hecho desde su metodología profesional, es decir, haciendo reaccionar en las probetas de su laboratorio de ideas elementos de distintas fuentes escritas; de este trabajo han salido recetas de cocina, combinaciones de alimentos y datos sobre la dieta de los doceañistas gaditanos. Pero sobre todo aporta una valiosa información sobre la vida de la gente de la ciudad-bahía gaditana, afortunada en el autoabastecimiento forzoso de productos del campo y del mar.
El gastronómico periodista José Monforte (con sus bistecs y fritás de papas siempre consigo), presentó al autor aludiendo a la bibliografía consultada para la elaboración de la obra: libros de viajeros, revistas y periódicos de la época, panfletos e incluso actas capitulares. Y, cual cronista vecindón, no pudo evitar facilitar algunos datos reveladores incluidos en el libro: que eran 84 los freidores de pescado existentes en el Cádiz de 1812, que es falso el mito de que aquí se inventara la tortilla francesa (por lo sosita que es), y que el cazón en adobo tiene ya tres siglos. (¡qué arte!).
Manuel Ruiz Torres nos ha creado una joya literaria para el conocimiento de la gastronomía de una ciudad con un ingrediente de lujo: la imaginación. Este libro aumentará nuestra biblioteca gaditana constitucional, y hará que nos familiaricemos con un Cádiz responsable de toda España, y cuyo asedio no consiguió acabar con la “chispa” genética gastronómica de sus gentes, o sea, en su riqueza, pobreza, salud, enfermedad y ganas de comer en casa.
(Y para rematar el acto, os doy envidia: al final del mismo hubo una cata de "maritatas" -bocaditos, hechos según recetas de 1812- por los alumnos de la Escuela de Hostelería Fernando Quiñones -Ajo de berenjenas, Migas fritas en manteca con arrope de calabaza, Buñuelos de ostiones y Bollitos de mazapán con frutas escarchadas-. Pero para esto hay que estar en Cádiz).
6 comentarios:
Qué interesantes los trabajos que se están haciendo con ocasión del 1812. Deberían hacerse también esas presentaciones en Madrid, para que no se empacharan los gaditanos. :-)
Como siempre, rebosas amor por tu tierra e impregnas de humanidad el cálamo que conduce tu mano.
CHARO, me imagino que quieres decir el sabado dia 18, ya que no especificas la fecha
Te admiro como defensora de tu tierra
JUAN
Fue el sábado día 9 de mayo, segunda jornada de la Feria del Libro de Cádiz.
Como siempre, Charo, tus palabras rebosan cariño con este proyecto. Has dado la mejor definición del mismo: ciertamente, debemos estar orgullosos de aquellos gaditanos que sobrevivieron a la guerra y a la miseria sin perder nunca la alegría de estar vivos. Y, si ellos, en esos tiempos tan difíciles, lo consiguieron, también ahora podemos reunir la autoestima suficiente para no quedarnos quietos, que es el paso previo a quedarse parados y conformes.
Publicar un comentario