lunes, 9 de junio de 2008

¡¡¡Cuando te encuentras la comida hecha!!!

Desde Punta Umbría, decidimos volver el domingo a tiempo para el almuerzo con nuestro hijo, en estos momentos en pleno periodo de preparación de exámenes. Y como no me gusta la improvisación, el sábado le llamé para que sacara del congelador una lubina grandota, pensando prepararla a la sal. Además, tenía gazpacho sobrante, suficiente para los tres. Así que venía yo muy tranquila por la autopista, pensando que ya tenía el almuerzo del domingo arreglado. (En plan Maruji total, vamos).
En este tiempo, son suficientes 24 horas para descongelar un kg. de pescado. (Ya hablaremos en otra ocasión de la descongelación).

Pero lo que no me esperaba era encontrarme a Manu metido en la cocina preparando cual profesional y concienzudamente la guarnición de la lubina para hacerla al horno, y al estilo más clásico: poniendo una cama de aceite de oliva, patatitas y aros de cebolla. Y sobre el pescado, rodajas de tomate equidistantes unos de otros. ¡Qué cosa!

Está claro que a Manu le gusta y sirve para la cocina, aunque no sea de meterse mucho en ella, que para eso está su madre. Ahí tenéis la chulísima lubina preparada por él. Además, se encargó también de diseccionarla y servirla.“¿Lo dirás en el blog no?” -Me preguntó mi hijo. Por ello, no tengo más remedio que rendirle un pequeño homenaje, porque además de cocinar y bien (cuando le da la gana, claro), es un gran catador de mis platos y de los que le pongan por delante, capaz de distinguir sabores, variedades y preparación de los alimentos. Sin olvidar que es el informático de comeencasa.org. Ayer domingo no tuve motivos para quejarme. Se trata de transmitir la cultura de la cocina familiar.

2 comentarios:

Gabriel dijo...

Está muy bien esto de valorar que llegues a un sitio y te espere una comida (y tan buena comida) hecha y hecha con ganas.
Este artículo tiene más importancia de la que parece y, salvo inevitables moralejas, deben valorarse algunos aspectos. Entre ellos, destaca que una generación casi virtual, de tipos preparados pero con aspecto distante, se venga a charlar con sus padres, les prepare una comida y les invite a su tiempo, afirmando, por fin, que estos tiempos no son tan raros como parecen.
Y todo empezando por un detalle: Comer, juntos, en casa.

Charo Barrios dijo...

Gracias por tu valoración.