Escuché en un curso que el inventor de internet, Sir Timothy John Berners-Lee, desarrolló su idea bajo el supuesto de la “bondad de las personas”. Y ése es el principio del que publica en la red: compartir con todos las cosas que sabe. Los espacios creados en la red, (webs, blogs y redes sociales) son nuestras peñas de barrio, nuestras reuniones o tertulias, lo que no impide que podamos ser observados por extraños.
Todo esto lo cuento, porque con la concesión del premio anual del Grupo Gastronómico Gaditano al blog Tubal, dedicado a difundir la gastronomía de la provincia gaditana, se pone de manifiesto la importancia de la información en primera persona, desde su propia experiencia, como la contaríamos a nuestros amigos. Experiencia que poco a poco va creando fiabilidad entre sus lectores, y que se desarrolla gracias a las nuevas tecnologías.
Ser bloguero engancha y le reafirma a uno como romántico. El blog no descansa nunca, siempre vivo, de guardia, a la espera de enterarse de algo para contarlo enseguida, o incluso de desempolvar viejos recuerdos del pasado y contarlos también. Textos que quedarán en la red para siempre, como las cartas de nuestros antepasados sobre sus experiencias, viajes y sentimientos.
Poder contar al resto del mundo aquello que nos interesa nos convierte en privilegiados. Internet ha conseguido llenar un hueco vacío de comunicación que se nos venía encima por nuestro rápido ritmo de vida, cuando ya no conocemos a nuestros vecinos. Y un teclado transmite sobre la marcha todo un mundo de sensaciones, de datos, de reflexiones y de imágenes.
Tubal –como un blog con personalidad propia- lleva años buscando, contando en positivo y sobre todo compartiendo información interesantísima sobre gastronomía. Los conocimientos están ahí, cautivos y contados en primera persona, tal como ellos la han sentido y sin cobrar un euro por ese trabajo. Solo un merecido premio, materializado en una placa, les agradece y reconoce el trabajo realizado. Enhorabuena.
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