domingo, 2 de noviembre de 2008

Día de Todos los Santos: odisea y nostalgia en San Fernando

Mira que siempre procuramos ir al cementerio antes del día 1 de noviembre. Pero claro, hay que poner de acuerdo a cuatro hermanos y consortes. Así que el sábado quedamos para renovar las flores de la tumba de nuestros padres. Se había reservado mesa con comida gallega en San Fernando.

Día malo, malísimo. La lluvia nos agredió más aún en el camposanto de Chiclana. Mucho costó cambiar el ramito de flores del jarrón pegado al nicho. Desistimos visitar a los otros antepasados. Conscientes de lo breve y poco cortés de la visita, salimos bajo un duro aguacero hacia el restaurante isleño.

Local a tope. Pero en el comedor, nos advierten de que no teníamos mesa. Al salir, la dueña nos busca para disculparse, pues no registraron nuestra reserva telefónica. Contrariados, salimos a la calle. Son las 14.30, llueve y estamos tirados en La Isla. ¿Adónde vamos?

Alguien nos recomienda un mesón cercano. No lo conocemos y se ofrece a guiarnos en su coche (¡¡¡!!!). Aceptamos. Se trata del Bodegón Andaluz, cerca de los hornos púnicos. El sitio, muy ruidoso. Locos por tomarnos la cerveza. Viene la camarera con dos platos de olivas; vuelca uno y por cuidar el segundo, éste cae también; hay que cambiar el mantel. ¡socorrooooo!

El menú: raciones. Quisquillas fritas (una lástima, mejor cocidas); pimentada, ortiguillas, y unas almejas al bodegón, riquísimas. Mi hermano, en vista del panorama, se pide un secreto ibérico con patatas. El plato estrella, sin duda, un choco a la plancha, troceado, espectacular. Servicio lento, pero normal en un día como éste.

Mi cuñado, pese al mal tiempo nos sugiere visitar La Casería. Allí viajaba mi abuela paterna con el tranvía en los años treinta desde Cádiz, y se traía productos de la huerta. Según mias tías, las casas no tenían servicios, y sus habitantes apenas hablaban. Eran pescadores y hortelanos. La playa de la Casería, era en realidad un entrante fangoso donde pereció gran parte del ejército napoléonico. Todo aquello desaparecerá en breve, para dar paso al desarrollismo, que ya ha traído modernas casitas adosadas. La capilla de la Inmaculada (siglo XVIII), se levantó no tanto por el aumento demográfico del barrio de La Casería, como por la influencia protestante en el lugar. Con la fuente de la Plaza de San Juan, se reforzará el recuerdo de lo que fue la Casería.

Hasta aquí la aventura gastronómica del día de todos los santos. Después de tanto jaleo y lluvia, estoy segura de que nuestros padres, desde el más allá, no pararán de reírse de nosotros. Hacen bien, porque nuestra familia siempre ha procurado tomarse estas cosas con sentido del humor. Y en el nicho, flores nuevas.



8 comentarios:

Anónimo dijo...

CHARO: si te hubieses pasado por mi blog te hubieras comido en casa un buen plato de......
Te recuerdo que el día 21 presento en libro.
Sigo firmando como ánonimo aunque ya sabes que soy caracolesjuan
Ya tengo las habas nacidas
un beso

Anónimo dijo...

Charo me ha encantado tu articulo y sobre todo el saber que los hermanos os juntais para recordar a tus padres que a buen seguro más que reirse estarán orgullosos de sus hijos.Un beso.
Dmomblona.

Manuel Casal dijo...

Lamentablemente, no es fácil comer bien en San Fernando. Cuando estoy por allí, solemos ir a Cádiz, a Jerez, o a Medina, a la Venta La Duquesa, en donde ponen un buen conejo y unas ricas tortitas de rabo de toro.

Para mí, una de las cosas más espectaculares de La Casería es la procesión que sale el Jueves Santo. Como la puerta de la Iglesia es muy pequeña, montan el paso en la calle. Allí suben el Cristo, obra también de Bey, y terminan de preparar el paso. Es algo infrecuente.

En el Mercado (la Plaza) suele haber pescado de la Casería (chocos, mojarras, etc.)

Charo Barrios dijo...

Bueno, dicen que en Los Tarantos se come muy bien. Pero hace mucho que no voy, la verdad.

Gabriel dijo...

Corroboro el peaso de día que pasamos... por agua.
Pero merece la pena juntarse de vez en cuando, se coma mejor o peor y encontrarle el punto a la odisea.
Besos.

Belén Peralta dijo...

Me ha gustado mucho tu entrada y el recuerdo a tus padres, Charo. No conozco mucho de San Fernando y me has acercado un poquito más a esta ciudad. Un beso,

B.

Anónimo dijo...

Yo tampoco conozco mucho la hosteleria de San Fernando. ¿Que tla los mercados? Fuiste?

Anónimo dijo...

En San Fernando, hay pocos restaurantes donde elegir. La plaza de abastos está regular.
Sin embargo, en Puerto Real el ambiente es distinto, incluso el mercado -pequeño- tiene fama.
Allí, La Taberna del Puerto, frente al polideportivo municipal, es un lugar con buen servicio y muy buena materia prima (todo muy fresco). Hay algunos más. Pero aquí, las croquetas de centollo son dignas de veneración. Ya os contaré cuando vuelva----