miércoles, 18 de noviembre de 2009

Un carrito con mucha personalidad

Él como sus compañeros, realizan una tarea importante: seleccionar los alimentos que nos llevaremos al cuerpo a modo de nutrientes. A pesar de su aparente discreción, este simpático carrito tiene criterio propio. Trabaja en la nómina de un gran centro comercial en una ciudad cualquiera y es el símbolo de la compra a motor.

P.- Buenos días: díganos su nombre por favor y su función en este supermercado
Hola, soy Pepe Carrillo, (mis colegas me llaman Pepito), trabajo aquí desde la apertura al cierre sin pausa para el café y tengo cinco años –la vida media de un carrito como yo son diez años- por lo que yo estoy en lo mejor de mi vida. A mí me fabricaron en Zaragoza, aunque me inventaron en Oklahoma en 1936. Tengo claro que soy un producto de la modernidad, pues soy intermediario entre las estanterías del hipermercado y el vehículo, hasta ahí llego. Últimamente al menos me han puesto precio de rescate (entre medio y un euro) pues antes la gente me abandonaba sin ningún escrúpulo en medio de los aparcamientos.
P.- ¿Le gusta su trabajo?
Muchísimo. Los carritos facilitamos la selección de productos al consumidor, aunque nunca opinamos sobre cómo lo hace. Por eso hoy agradezco a Comeencasa que me haya dado esta oportunidad. Lo cierto es que cuando me prepararon para mi tarea no me hablaron de que tendría que llevar productos poco saludables para el hombre, o sea, que no contaba con eso. Como tampoco contaba con tener que trasladar miles de botellas de alcohol malísimo las noches de las barbacoas del Trofeo Carranza en Cádiz. Esto es lo más cutre que me ha pasado...

P.- Cómo ve vd. la compra de los españoles?
Bueno, solo he trabajado en Andalucía Occidental y solo puedo hablar de esa zona. Pero lo cierto es que estoy muy descontento: la gente compra para consumir al momento, con rapidez, sin esfuerzo, sin tener en cuenta lo que lleva a la mesa. No piensan que hay que elaborar los alimentos, trabajar la materia prima, dedicándoles horas a la cocina, es la llamada cultura del poco o mínimo esfuerzo.

P.- Pero vd. es el testigo de la compra familiar….
Es cierto, pero precisamente por eso consigo información para analizar los hábitos de compra; y aunque es posible que adquieran en otro sitio carne, pescado y verduras, la verdad es que me sobrecargan con demasiados envases, botellas de refresco y lácteos para las "supuestas defensas" (¡qué cosas!), tal vez por su indudable atractivo momentáneo, como el amor a primera vista…. El caso es que a veces me miro cuando estoy lleno a tope y me pregunto: ¿y qué pondrán para comer esta buena familia mañana y pasado?, porque un potaje o un guiso seguro que no….

P.- ¿Qué tal lleva la crisis?
Hombre, está claro que mucha gente lo está pasando mal, pero eso no influye en que tengan o no malos hábitos. Estoy convencido de que comer bien no es tan caro como parece, ya que se necesita el valor añadido de la elaboración propia del cocinero, cosa que no tiene precio. Echo de menos una mayor humanización de la compra, con más productos frescos y saludables. Ya habrá notado que soy muy sensible.

P.- Explíquenos eso por favor…
Mi antecedente es la bolsa clásica, que parece haberse quedado ya en desuso. Pero yo he aprendido mucho de ella, de su filosofía: comprar para la salud y el bienestar. Yo solo voy del “hiper” al coche familiar, pero en ese tiempo me he dado cuenta de todo, de lo que va a comer esa familia, de cómo se llevan entre ellos, y de lo bien o mal educados que tienen a sus hijos. Le aseguro que a veces me echo a temblar. ¡Ah! Y también me entero de las claves de algunas tarjetas de crédito, aunque yo soy una tumba…

Los carritos somos un producto consumista pero seguimos teniendo corazón y sentimientos. Y es difícil no involucrarse en el proyecto alimenticio familiar. Es que no está de moda hacer las cosas bien, sino rápidas. Me molesta la gran cantidad de productos envasados, porque a veces contienen cantidades excesivas, que provocan tirar la comida, un auténtico crimen.

P.- ¿Cuándo disfruta Vd. más?
Me encanta llevan en mi trampilla a los niños pequeños, que acompañan a sus padres a comprar, aunque algunos estén muy consentidos. Y también quiero recordar que a veces sirvo para llevar las pertenencias de los sin techo, convirtiéndome en el portador de su pequeño hogar, en su compañero. Los carritos siempre somos muy útiles.

Y mi sueño: volar, volar como en la pelí ET. Viajar hacia países que dependen de centros de nutrición, de comedores colectivos para sobrevivir, y que mi carga nunca se acabe…. Este es mi sueño al cerrar el hipermercado, mientras duermo tranquilamente entre el silencio y la oscuridad, alineado entre los demás, esperando al día siguiente, oyendo solo la radio de los vigilantes nocturnos. Aquí va mi canción favorita.

11 comentarios:

josé rasero dijo...

Simplemente genial. Y muy bien escrito. Veo que además de arte para la cocina, tienes también talento para la pluma.
Gran saludo!!

PD: ¿Recuerdas el debate sobre blogs en el Ateneo de Cádiz? Yo estaba sentado delante tuya. Un beso!

Frantic St Anger dijo...

¿Y qué no habrán visto esos carros?, je, je.

Mientras te estaba leyendo me estaba recordando a mí misma. Me gusta ir al súper tranquilamente, sin prisas, y una de las cosas que más me gustan es observar los carritos de las demás personas e intentar averiguar cosas de ellas a través del contenido del carro. Es divertidísimo.

eu93 dijo...

Que gracioso, pero también invita a la reflexión.

A mi me pasa a veces cuando estoy aburrida en la cola de la caja (tropecientas cajas y solo dos abiertas) que me dedico a mirar la compra de los demás, dice mucho de una persona su compra, verdad señor Carrito?

Anónimo dijo...

Siempre brillante Charo.La mezcla de verdades como puños envueltas en gracia gaditana hacen de este artículo una verdadera delicia. Aprovecho para dar las gracias al carro por la cantidad de dolores de espalda que me ha evitado por dejar llevar a mi hija en su regazo cuando era pequeña y esas cajas de leche que pesan tela.Dmomblona.

Charo Barrios dijo...

Es verdad. No he hablado de las molestias que ha quitado a la gente. Gracias.

Charo Barrios dijo...

Hola José Rasero: ya me acuerdo de tí. Por cierto: me encantó aquel encuentro. Quiero que se repita.
Gracias por la visita.

Charo Barrios dijo...

Hola Frantic: comparto tu afición a observar lo que lleva la gente en los carros, que lo dice todo.
Gracias por el comentario.

Charo Barrios dijo...

Eu: te digo lo mismo; los carritos llevan muchísima información.
Gracias por el comentario.

zer0gluten dijo...

De verdad que no hay nadie como tú haciendo entrevistas y eligiendo a tus contertulios.
Me ha encantado. Como decimos por aquí "estás sembrá"
Besitos sin gluten.

Gabriel dijo...

Me subo al carro de los agradecimientos. Un artículo alegre, bien llevado y con un final sorprendente y con chispazo.
Muy bueno.

Belén Peralta dijo...

Buenísima entrada, Charo. Mis felicidades más sinceras. Me ha encantado. :-)