“A tus 18 años, yo medía lo que la palma de tu mano abierta, tamaño correcto para un estómago en el mejor momento de su vida y de la tuya, que ya empezaba a beber y a comer desordenadamente.
Pero a medida que fuiste cumpliendo años, me has ido sobrecargando abusivamente. Si fuera cosa de un solo día, este exceso no tendría la mayor importancia, pues mis tejidos se podrían recuperar fácilmente. Lo malo es que las comilonas se repiten más de la cuenta, y llega un momento en que tengo que estirar tanto mis paredes para contener tus alimentos, que mis tejidos pierden toda su elasticidad y quedan flojos.
Seguramente preguntarás: ¿qué significa sobrecargarme?. Pues, simplemente devorar un menú que pese 2 kilos, pues con esa carga ya lo paso mal, no puedo asumirlo sin realizar un gran sobreesfuerzo. Ten en cuenta que además de los alimentos, tengo que dejar sitio a los jugos gástricos, que son los primeros operarios técnicos de la digestión.
Por eso, piensa en mí cuando empieces a comer. No te pases por sistema en la cantidad de comida ingerida. Recuerda que lo mejor es comer poco y muy a menudo, ya que así puedo organizar mejor mi trabajo a lo largo del día, y puedo ayudarte a mantener tu peso.
Y no olvides, que en mi interior también se reflejan tus propios sentimientos: alegría, tristeza, estrés, desilusión, etc. Y que mis típicas enfermedades como la úlcera o la gastritis, incluso perfectamente curadas, suponen una cicatriz en mis paredes, que a veces reavivan las molestias.
Aprovecho para expresarte que como cualquier estómago, tengo mi propia ideología fundamentada en la cocina sana y variada, los horarios regulares y los hábitos saludables, preferencias que a veces no compartes conmigo. Pero yo soy tu oficina de atención gastronómica, 365 días al año y 24 horas al día. Piensa en mí cuando comas… Cervantes ya lo hizo en El Quijote: ‘Come poco y cena más poco, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago´ “
4 comentarios:
Esto es muy bueno, Charo. Es para filmarlo y hacer un anuncio. Déjame que lo ponga en el blog del Instituto ¿vale? Eres capaz de hablar con un plato, con un mantel, con el estómago... Haz uno con el hígado, que lo difundo inmediatamente.
Estupendo, a ver si pensando en el estómago comemos de un modo más prudente. Un abrazo.
Un artículo digno de enseñarlo en las escuelas.Enhorabuena Charo.
Dmomblona
Buenísimo, Charo. Aunque debo admitir que me da un poco de yuyu pensar en mi estómago de ese modo :)
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