Fue por las rebajas, que tiran mucho, que “estaban colgando en mis manos”. Los vi apilados, a mitad de precio. Pregunté cuanto me saldrían doce ejemplares de los llanos, hondos y de postre, y el precio final no me pareció desmesurado. Y entonces me decidí. Sabía que podía llegar a un acuerdo con los platos viejos, que lo comprenderían.
Por otro lado, el blog se merece una mejor presencia en los platos, que son constantemente fotografiados. Y pensé que los platos blancos nunca pasaban de moda, aunque éstos tenían unos pequeños dibujos en relieve de igual color. Tengo una magnífica vajilla inglesa que me regalaron en la oficina por mi boda (mis compañeros ahí estuvieron muy acertados) pero que dejo –como todo el mundo- para las grandes ocasiones.
Al llegar a casa me faltó poco para meterlos en el lavavajillas, quitar los anteriores y colocarlos en perfecta formación. Estoy contenta con mis platos. La vida está hecha de pequeñas cosas, y estrenar objetos es tanto como estrenar ilusiones. Y aparte de hermosear mi mesa cada día, el blog es para mí una ilusión. Ahí los tenéis.
2 comentarios:
Pues yo también he renovado la vajilla hace poquito y también elegí el blanco. Estoy de acuerdo contigo en que son totalmente ajenas al paso del tiempo.
Tu blog y tú os mereceis eso y mucho más.
El placer de las cosas sencillas!
Besitos sin gluten
Encantada de verte de nuevo Zerogluten. Te estaba echando de menos...
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