Siento que este grupo de alimentos –reguladores-, necesitan un buen plan de comunicación como el comer y nunca mejor dicho. Las pobres verduras se están quedando arrinconadas, apenas encuentran un cocinero/a familiar dispuesto/a a prepararlas. Hoy por hoy, las verduras no venden.
Tenían reservado un lugar en el plato junto a filetes de carne o pescado, pero la gente empezó a comprar patatas desaforadamente; las patatas fritas o en puré han sustituido a las verduras de tal modo que muy pocos se plantean trabajar la verdurita y recomendar sus muchas propiedades.
Fuente de vitaminas y minerales, sirven para regular nuestro organismo de tal modo que neutralizan grasas y proteínas. Las verduras se dejan seducir fácilmente por toda clase de especias con tal de mejorar sabor y textura, y junto a las frutas son los guardianes de nuestra salud en la alimentación. Las pobres hortalizas nunca lograron alcanzar el “glamour” de las frutas ni la atracción de las proteínas. Su etiqueta fue muchas veces campera y pueblerina. Es que hoy solo “mola” la pasta y las salsas preparadas, que ofrecen sabores muy agresivos.
El consumo habitual de verduras en casa –sin elección, por decreto, que aquí es imprescindible- depende en gran medida de la habilidad del cocinero, pues debe prepararlas de modo agradable para consumir, con buen sabor –que tampoco es tan difícil- y con la suficiente antelación para no tener que esperar, fría en verano y templada en invierno.
Hay que ponerse a trabajar para presentar y combinar debidamente los muchos productos verduleros que tenemos en España: tomates, lechugas, espinacas, acelgas, zanahorias, guisantes, champiñones, pimientos, calabacines, berenjenas, etc. todo un mosaico de incalculable valor gastronómico que nos ayudarán a mantener la salud y el peso. Y hay que educar también el paladar.
El verano trae la mejor opción para la verdura: el gazpacho, un plato que no importa repetir durante los meses calurosos y que aporta excelentes nutrientes. Pero también es cierto que hay que introducir como platos habituales alguna que otra receta de verduras bien condimentadas y cocinadas con nuestro magnífico aceite de oliva virgen extra.
En la foto, unos espárragos hechos de un tirón, el día antes: en un perol pochamos tres o cuatro ajitos y añadimos los espárragos limpios y troceados, dejándolo hacerse en su propio jugo con algo de sal. Al día siguiente estaba riquísimo. Doy fe.
Hoy quiero vender verduras. La comisión la cobraré en especie y en la mejor moneda: la satisfacción de recordar lo que estamos dejando de hacer en la alimentación. Se trata de una promoción sin muchos medios ni campañas de imagen, solo de convencimiento para los múltiples beneficios que tendrá para nuestra salud.
2 comentarios:
Pues no acabo de comprender por qué las verduras no alcanzan la fama que se merecen, si, además de ser muy sanas, están buenísimas...
(Yo estoy enganchada a las alcachofas).
Mis hijos, como ya sabes, NO.
Es cuestión de engancharse a los sabores de las verduras, si previamente se han preparado bien, sobre todo a las cremas y purés.
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