Se me antojó. Lo vi en el escaparate de la tienda Quentum, en la Plaza de Mina y lo compré. Esta batería de cocina de juguete, era igual que las muchas que tuve de pequeña, como ajuar de mi casita de muñecas. ¡Qué bien me lo pasaba preparando comidas con granos de arroz, garbanzos o judías! A mí me gustaba eso de meterme en la cocina.
Luego, ya estudiando bachillerato, y siendo muy buena estudiante, tuve una asignatura nefasta para mí, llamada labores o costura o algo así. Aquella materia podía conmigo, pues con ella descubrí que ser mujer era un auténtico rollo. Yo no quería aprender a coser, pues solo me interesaban los libros. Aguja, hilos y dedal fueron mis enemigos durante muchos años, instrumentos para mí de una agresión decididamente machista. No sé cómo pude aprobar entonces aquella maldita asignatura, pues no puse nada de mi parte. Hoy, con el tiempo, solo sé coser un botón o un dobladillo, es decir, las emergencias.
Tras esta mala experiencia con la costura, me pregunto por qué a nadie se le ocurrió entonces crear la asignatura de Educación para la Cocina, tan útil para todos –niños y niñas- en cualquier momento de su vida. Gran fallo del sistema educativo de entonces, que en otros aspectos, fue mucho mejor que el actual. Me habría encantado recibir formación para aprender cocina, nutrición, dieta y guisos. Y lo malo es que hoy tampoco se toman en serio las autoridades educativas enseñar a la población una ciencia tan importante como es aprender a cocinar y a comer.
Una vez aterrizamos en la democracia, el servicio militar permitió su objeción. Yo me tragué varios cursos una asignatura que aborrecía y que no pude rechazar. Las leyes están para cumplirlas, aunque luego cada uno tendrá su propia ideología. Si existiera la EPC (Educación para la Cocina), siempre habría un objetor metepata a la comida sana, que preferiría platos precocinados o hamburguesas. Mis batería de cocina de juguete son parte de mi mejor ideología.
8 comentarios:
Cuántos recuerdos ha despertado en mi la pequeña batería de cocina. A mí también me encantaba jugar a las cocinitas, aunque lo mío era más subrealista: las adelfas eran las verduras, los dátiles eran los melones...Para algo tenía un paraíso a mi disposición; entiéndase, el corral de la casa de mi abuela.
Por cierto, tú coses botones; yo, ni siquiera eso, y odiaba aquella asignatura hasta llorar de impotencia.
En fin, cosas.
Pues me temo, Charo, que como no te nombren ministra del MEC (Ministerio de Educación y Cocina), la asignmatura no va a aparecer. La Física, la Química y esas ciencias convencionales pueden producir riqueza tangible, beneficio, dinero, crecimiento del PIB y esas cosas. Por eso no faltan nunca. En cambio, la EpC, sólo priduciría salud, bienestar y alegría, lo cual no le interesa a las empresas ni al Negocio. Casi te diría que esas cosas son hoy propias de algo parecido a las ONGs, o sea, de iniciativas privadas al margen de la programación oficial (cursos de cocina, etc.).
En mis clases siempre saco el tema de la cocina tanto en su aspecto de que es necesario "saber" todo lo que se pueda al respecto, como en su relación con el machismo. Pero lo suyo sería tratar el tema con la misma seriedad con la que se tratan las matemáticas (o más).
Bueno, preministra, tú sigue dándonos ideas. :-)
Estoy deseando tener una casa mas grande para comprarme una cocinita de estas. De peque tuve una (quien no) con su ollas y pucheros, sus platos de rancho...
y estoy completamente de acuerdo, yo que era muy rebelde, suspendi la asignatura de costura por darle una mala contestacion a Sor Agustina. A ver a mi con 12 años que me interesaba hacer patrones o coser, cuando la ropa me la hacia mi madre o se compraba hecha!! A dia de hoy le hago ropa a las nancys, pero de hacer patrones, ni idea.
Soy de la generación de cuando los hombres no lloraban y no jugaban con muñecas y las niñas como tú se formaban para ciertas tareas domesticas.En los cuentos por ejemplo,Blancanieves lo primero que hace es hacerle la casa a siete tios que no conoce de nada. En fin otros tiempos afortunadamente pasados. Ahora tenemos la oportunidad de rectificar y me temo que somos un tanto reacios al cambio. Me encantaría saber coser (Manuela con su retoucherie, ha creado un imperio)aprovechandose de los que como yo, no saben coger un bajo a unos pantalones;como saber cocinar o cualquier otra materia de las que la sociedad no ha dado importancia y que son básicas en el dia a dia de cualquier persona.
Dmomblona.
Yo, hermano que supo comerse en un minuto los caramelos que sus hermanas cocinaban con mimo durante toda una mañana y además huir a tiempo del pescozón paterno, declaro la EPC que no es "esto por coj..." sino la citada educación para la cocina, como el gran punto de partida para sembrar valores de solidaridad, los únicos que meterían en el meollo de los machistas que, con ayuda en la cocina para empezar y en el resto de faenas del hogar después, todo se haría más fácil. TODO. Porque hay problemas que sólo se resuelven no planteándolos. Se los juro.
jeje, desde luego que qué verdad tan grande, el machismo en las aulas sin dudarlo. En mi época, no tan lejana, ya que nací en el 80, al dichos asignatura era pretecnología, pero como en mi cole eran tan "progres" pues las niñas costura y los niños cositas de marqueteria y demás. Yo me llevé los dos años de 7º y 8º haciendo una alfombra, porque desistí del punto de cruz y mientras, las niñas venga a hacer mantelerias para el ajuar... cosa rarisima pa mi de comprender.Resultado, la pretecnología fue un tachón en mi expediente escolar con mis únicos suspensos! jaja Total, que lo mismo, botones y de aquella manera.... saludos
MIra, me parece una gran idea la tuya. Además, no es la primera vez que he visto en una película americana que en el instituto se imparte una asignatura optativa que es economía doméstica en la que incluyen clases de cocina. De hecho un compañero mío de instituto que pasó el COU por allá, comentó que tuvo opción a escoger la asignatura de "freir huevos" como él decía, pero no la eligió porque pensó que no se la convalidarían para selectividad, jejeje.
Pues la economía doméstica, incluyendo la cocina, es una materia como otra cualquiera y debería enseñarse.
A mí me ha costado trabajo aprender cosas como saber comprar, saber organizar la casa, y por supuesto, saber cocinar.
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