viernes, 6 de febrero de 2009

El pensamiento en la boca (III). Cocinando Historias

Según Paul Auster, el hombre necesita crear historias como el comer. Partiendo de ese impulso humano fundamental, se ha creado una acción con mezcla y confusión de lenguajes entre la cocina y el comic. Historia de un pollo y un huevo, que en esta ocasión se devora. Los artistas: Antonio Hito, autor de comics, José Giménez, cocinero y Paco Cerrejón, gestor cultural. El lugar: exposición “El Pensamiento en la boca”, Sala Cajasol en Sevilla. Que sepamos, a nadie se le había ocurrido algo así.

Seis viñetas seis, dibujadas en diez planchas de metacrilato, una por comensal, con trazos sencillos, para mayor comedura de coco del lector. Ahí va eso: lee, entiende, come e interpreta. El cocinero, productor de la peli, traduce el guión a fogones y planifica el menú. Llega a la sala cargado de chismes: una mini vitrocerámica, varias sartenes pequeñas, cubiertos de cocina y muchos, muchos tupperwares, con las salsas, las migas, los huevos y otras pamplinas necesarias. Cocinero de Escuela, 12-14 horas diarias de pie lo consagran; y empieza preparando los huevos según Arzak: mezclados y salpimentados yema y clara individualmente en papel film, atados con tanza y hervidos. Este tío es un monstruo.

Todos mirando a Chef Giménez, pero ni por eso se pone nervioso. Acaba su tarea sin inmutarse. Y aquí empieza el experimento para los lectores-comensales, entre ellos una servidora. Un tebeo-menú a modo de entrante, principal y postre, para saborear mientras uno se da importancia ante el público. Antes de comenzar, un brindis espontáneo por Carpanta.

Atacamos la primera viñeta, el huevo cocido, el comienzo de la vida, fuerte y definida; la segunda viñeta es el niño-pollo con paté, amoldable por las influencias externas, pero delicioso. Continúa la tercera, pollo curado con jamón, una virguería, y que representa –digo yo- al hombre físicamente maduro, como plato central tras los entremeses. En la cuarta viñeta el adulto hombre-pollo empieza a reproducirse, su sabor se reparte entre bolitas de pollo exquisitas junto a las migas camperas. Y la penúltima viñeta, con el pollo relleno de huevo, es la normal evolución. Termina la historia con un postre, que nos lleva al principio: un huevo frito hecho a base de tocino de cielo, rodeado de nata. ¡Vaya recorrido!

Soy la primera en acabar las tapas, las viñetas son para la prisa. Comer, saborear y opinar sobre la historia predestinada. Pero es que en casa cenamos temprano.


“Cocinando historias”, en el seno de la exposición “El Pensamiento en la boca”, en la Sala Cajasol, experimenta la puesta en escena gastronómica de la propia vida humana, que, como pasa en el comic, necesita entender cada plato-viñeta, para sacar las propias conclusiones. Es el arte de narrar con gusto la relación de los alimentos con nuestras edades. Darwin en un huevo y un pollo, contado en seis viñetas de proteínas.

3 comentarios:

Dolo dijo...

¡¡La imaginación al poder!! (Y al estómago).

Candela dijo...

Ves? A esto me habria encantado acudir. Dos de mis pasionmes juntas: comer y leer, jejejeje.

Anónimo dijo...

Mil gracias por la reseña y los comentarios!