Mucho frío esta mañana a las 9.30, cuando me dirigía hacia mi segundo café. Al entrar en la plaza del Salvador los ví: bajo los soportales de los bares macrocerveceros dos hombres estaban levantándose, cerrando al mismo tiempo su tienda de campaña plegable. Uno de ellos tenía puesto el maquillaje gris de hombre estatua, uniforme de trabajo con el que había dormido, y a su lado un inocente tetrabrik medio doblado del peor tinto. Mi chaqueta olía a perfumador de armario ordenado y mi pelo a reciente peluquería.
Y fijándome en ellos, adiviné el buen rollo que había entre ambos. Y entonces recordé la película “Midnight Cowboy”, por aquello de la camaradería y bella amistad en medio de lo cutre y sucio del ambiente que rodeaba a los protagonistas. Y sentí lo mismo que cuando vi la premiada cinta, donde ambos espléndidos actores se movían con soltura entre la suciedad, el desorden y la sinrazón de sus vidas.
Más de una vez, al salir de casa a las 7.30 de la mañana, en los meses calurosos de Sevilla, he visto a personas durmiendo en soportales, solo con algún cartón encima. Y la verdad es que casi me han dado envidia…¡qué bien se debe dormir en la calle en las noches estivales sevillanas!. Pero, esta situación no deja de ser un drama, el de la falta de intimidad, de espacio propio y vital, y el de vivir a la vista de todos.
Tal vez, tirados en la calle, expuestos a toda clase de inseguridad, hayan sido agredidos por algún descerebrado, por si fuera poco lo que ya tienen encima, y entonces su autoestima dejará de existir y no sabrán realmente quienes son. Y el tiempo les irá minando la piel, los dientes, el estómago y el cerebro. Antes de las ocho, en algún vestíbulo de cajero automático, entrará la señora de la limpieza del banco, explotada en su trabajo de contrata, y se encontrará con el durmiente en el suelo, entre traperíos, bolsas de plástico, papeles… y uno entonces no sabe de qué lado de la opinión estar, de la limpieza o de la suciedad de ideas, porque antes ellos fueron personas de lo más normal. Pero no están las noches para dormir en la calle, hay que comer en casa.
Voces es una plataforma ciudadana formada por voluntarios con una larga trayectoria en el acompañamiento de las personas sin hogar (PSH). Con motivo del Día de las PSH, miembros de diferentes organizaciones, trabajadores de lo social y ciudadanos en general, han decidido unirse para realizar diferentes acciones destinadas a llamar la atención sobre la problemática específica de este colectivo. Si te apetece, esta noche puedes acompañarles en la madrugada con un saco de dormir. En España existen más de 20.000 personas sin hogar. Solo en la ciudad de Sevilla son más de 300.
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vocesasociacion.blogspot.com
5 comentarios:
Por aqui no se ve esto mucho. Hay una hostal que les da cobijo por la noche, de dias si los ves tirados por ahi... antes al lado de casa se sentaban delante de un edificio abandonado. Y era bastante molesto pasar por la calle porque siempre te pedian dinero, auqneu nunca de manera agresiva. si llevaba suelto les he dado algo. En Navidades les llevaba un plato con sandwiches. A veces me han pedido tabaco y no fumo, y he ido a comprarles una cajetilla. Hay hombres y mujeres por igual. Ahora el edificio lo han chapado y alambrado por fuera, poruqe esta ne peligro de derrumbe y ya no estan alli.
Aqui les llaman winos por su aficion al vino (y lo que no lo es), pero no son delincuentes en su mayoria. Son gente con un pasado triste.
Es que ser un sin techo en un lugar tan frío tiene que significar la muerte. Qué horror. Qué poco valoramos lo que tenemos la mayoría de las veces.
Si supieramos la historia que tienen detrás cada uno de los sin techo, nos quedariamos de piedra......debe ser terrible vivir esa situación.
Día a día, nos vamos acostumbrando a verlos, que ya casi ni nos inmutamos al pasar por su lado. Espero que con tu mensaje nos haga reflexionar un poco y respetarlos y comprenderlos un poco más.
Concretamente me llamó la atención una chica, que vivía en la calle. Tendría unos cuarenta años, y era muy guapa. La ví meses después y parecía una vieja. Hablé con ella, y casi no coordinaba las ideas...¿qué le habría pasado para llegar a esa situación?
Tu artículo demuestra sensibilidad y empatía, qué pocas veces se piensa en el drama tan tremendo que es vivir en la calle. Y hace unos días escuché por la radio que el número de las personas que no tienen techo va en aumento. Sorprende que muchos de ellos no sean adictos ni a drogas ni a alcohol, como solemos pensar, y más sorprende aún que un porcentaje considerable tenga incluso estudios y hayan sido personas "bien situadas". Es decir, que parece que si se reunen algunas circunstancias malévolas le puede pasar a cualquiera.
Yo, casi todas las noches doy gracias a Dios por tener un techo y una cama, una casa calentita, un lugar donde está refugida y segura, y, a mis hijos se lo comento muchas veces desde que eran pequeños.
Besos.
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