En su interesantísima intervención en la sede de la Asociación de la Prensa de Cádiz, Hilda Martín expuso algunos ejemplos de las consecuencias de denunciar la verdad en la prensa, allá en los comienzos del siglo XIX, en plena ocupación francesa. Creo que merece la pena compartirlos aquí:
El Duque de Alburquerque, prestigioso militar de la época, fue deshonrado, tras ser considerado un héroe. Ante el avance de las tropas francesas decide liberar Sevilla, ciudad en la que se encuentra, pero al comprobar la dificultad de la empresa, marcha con su ejército hacia Cádiz, que entra en la Isla de León (San Fernando) totalmente destrozado y desnudo. Una carta suya publicada en prensa denunciando ante la Junta Provincial las penurias de sus hombres le cuesta el deshonor y la destitución.
Hubo otro caso similar en la época según Hilda Martín: el del doctor Villarino, que perdió su trabajo por denunciar en el Semanario Patriótico, diario de la época, las graves carencias del Hospital de San Carlos, allá por 1810, cuando los soldados heridos morían por falta de alimentos, medicinas y atención.
Ya en el siglo XX, el periodista norteamericano Wiliam Shirer (1904-1993)escribe su famoso Diario de Berlín, en el que narra en primera persona los acontecimientos que se viven en la capital alemana y que conducen al holocausto durante el III Reich, y que –admirablemente- llega íntegro a Estados Unidos, antes de ser apresado. El Diario relata –entre otros- los terribles sucesos, la noche de los cristales rotos. Sin duda, la historia contada en primera persona es la que mejor llega al público.
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