domingo, 5 de julio de 2009

Música en la cocina

Esta radio tan vulgar, con los ositos encima, la compré en unas rebajas hace cinco o seis años. Y desde entonces me acompaña en la cocina. Los informativos tempraneros son indispensables por la mañana mientras hago el desayuno. Pero por las tardes, que es cuando ejerzo mi jornada cocinera, este aparatito me trae mi música favorita.

Quitando los villancicos navideños, las sevillanas de feria y los coros del carnaval gaditano, mi fondo musical favorito es el de la maravillosa interpretación de la Sonora Big Band, una orquesta gaditana formada por 17 músicos, con un repertorio en constante renovación, dedicado al jazz, a la música contemporánea y sobre todo al swing. Junto con la Big Band de Granada, constituyen las dos únicas formaciones musicales de este tipo en Andalucía. La Sonora Big Band de Cádiz es un grupo abierto, en el que entran y salen profesionales constantemente, que luego tocan por todo el mundo, y que siguen perteneciendo a la Asociación.

La Sonora, nacida hace unos doce años, es una entidad sin ánimo de lucro donde sus componentes aman la música por encima de todo, y eso nos lo transmiten en todos sus conciertos y en sus escasas grabaciones. Ellos se ganan la vida como profesores del Conservatorio, con otras bandas o incluso acompañando a artistas en sus giras. De ahí la dificultad de montar un concierto, ya que hay que buscar tiempo para los ensayos tras montar los arreglos.

Tengo recuerdos de los conciertos vividos con la Sonora desde que la descubrí. Concretamente, su actuación con motivo de su décimo cumpleaños como orquesta, en el Teatro Falla, en diciembre de 2007, en donde intervinieron cantaores flamencos (Galvez y Palomar), cantautores (Javier Ruibal y Alejo Martínez) y al piano nuestro gran Chano Domínguez. Pero tampoco he olvidado sus versiones de temas de grandes películas clásicas, ni sus interpretaciones de swing de los años 40-50, un gustazo para los sentidos. Y en el recuerdo, los cantantes que han acompañado a la Sonora, Jose María O`Ferral (un pequeño Frank Sinatra), y la dulce voz de Rosa María Candón. La Sonora puede tocar de todo.

He hablado de una de mis principales aficiones, la música. Y creo que en la cocina es imprescindible, porque a veces la rutina de los sofritos se hace insufrible, y un buen fondo musical te consigue transportar, elevando la categoría de lo que estás haciendo, entonces una empieza a cantar y la cocina se hace grande, inmensa, más luminosa, casi espiritual. Ya hablaré otro día de mis músicos favoritos, que son muchos….el caso es que si no fuera por el apoyo musical, una servidora no aguantaría ni medio guisoteo.

Sonora Big Band

http://www.youtube.com/watch?v=x740POzRkX0&hl=es

3 comentarios:

Candela dijo...

Pues a i no me parece vulgar esa radio, mujer! Que exagerada que eres!!!

Gabriel dijo...

La radio ha sido quizá el único mueble fijo de las cocinas de los últimos cien años.
Ha traído noticias, entretenimiento y mucha música, quizá toda haya entrado en las casas por ella. Ninguna radio puede ser vulgar. Mozart, quizá sólo en su película, decía que él podía ser zafio, pero su música seguro que no. Ni la radio de aspecto más raro deja de acompañar en las jornadas de preparar la comida.
Un detallazo más el resaltarla.
Besos.

Sara (tu compi) dijo...

La radio es igualita a la que tenemos en la cocina de mi casa :) Sí que hace buena compañía!