Ayer miércoles, 24 de noviembre tuve la suerte de asistir en el Laboratorio Agroalimentario y Estación Enológica de Jerez, a la I Jornada del Vino Tinto en la provincia de Cádiz, un día histórico para la nueva viticultura gaditana, con la colaboración de 16 bodegas. Abrió el acto el delegado provincial de la Consejería de Agricultura y Pesca, Juan Antonio Blanco, el presidente de la Asociación Cádiz Rural y Marina, Manuel García Moreno, un representante de La Caixa (patrocinador), José María Ortells y actuó como ponente el enólogo Miguel Gómez Lucas, director técnico de Compañía General De vinos de Cádiz (Regantío).
El delegado quiso dejar claro que en este evento primicia en la provincia, se realizaría una cata descriptiva, no para evaluar, sino para descubrir las cualidades de nuestros tintos. En 10 años son ya 400 las hectáreas dedicadas al producto (el mercado de Jerez tiene 10.000), con las variedades Syrah, Tempranillo, Cabernet Sauvignon, Petit Verdot, Merlot, etc., uvas que en nuestra provincia triunfan de un modo extraordinario, (ver Petit Verdot). En este sector tenemos todo tipo de empresas, para un sector emergente. El presentador también quiso fijar tres ideas sobre los tintos gaditanos: son vinos potentes, amables y singulares, que reflejan nuestra tierra, única en matices. Existen en la actualidad 25 marcas de vino tinto en la provincia de Cádiz, que no quieren competir con los finos, sino complementar.
El enólogo Miguel Gómez Lucas aludió al escritor agronómico Columela y su tratado Res rusticae, que habla (año 35 d.c.) de los tintos en la provincia de Cádiz, como inspiración para las fincas romanas de su tío, Marco Columela. Ya se seleccionaban los suelos y la orientación norte/noroeste en los viñedos, con sistemas de espalderas. Sombreando los viñedos con hojas de palmas. Se cree que antes de los fenicios, (siglo VIII a.c.). ya existían variedades muy antiguas, aunque en el imperio romano se valoran las blanca y tinta.
Hacia el año 1800, la “Memoria sobre el cultivo de la vid en Sanlúcar de Barrameda…”, cita uvas mollares, negras y tintillas, pero la plaga de la Filoxera sustituir el tinto por el blanco, de uvas palomino y pedro Jiménez. Se le nombra plantar en Sanlúcar y Arcos; tintilla menuda, nombre en Arcos, Conil y Tarifa; tinto en Cádiz. El tinto estaba en Cádiz desde siempre. Hoy existen 25 marcas, de 16 bodegas.
En comunidad, estos tintos llegan a distintos mercados, pero no pueden competir, y vinculan a su propio entorno (en línea con la nueva normativa europea), al modelo “terruño” -de la zona y para la zona-, que aprecia el producto y el entorno. Consumir productos de la zona, lo más natural para la agricultura. A. Howarde, en 1873 sentó las bases de una agricultura convencional (ecológica, biológica, orgánica). Con suelo fértil, fomentando la materia orgánica y sus microorganismos; la agricultura biodinámica, de ciclos lunares o cósmicos y soluciones homeopáticas; y la llamada permacultura: biodiversidad, bosques con hierbas, dejando que la naturaleza se exprese, ecología y algo más allá.
Las variedades en tinto: Merlot, Cabernet Sauvignon, Tempranillo, vienen de plantas adaptadas en otros lugares del mundo (Burdeos, California, Chile, etc.). La variedad Petit Verdot (de Francia), se comporta aquí de un modo excepcional, con un punto especial de acidez, diferenciador. El vino tinto, tiene en piel de uva todos los polifenoles. Tiene una textura distinta y un perfil aromático peculiar, mezclando mosto con pieles a criterio de cada elaborador. Cuanto más respetemos estos “ollejos y sus pepitas, habrá más ventajas y menos defectos, y controlando la temperatura (fermentación, lenta, fría), para que el vino, la levadura. se exprese, y se va conduciendo… buscando elegancia y calidad, evitando hacer vinos groseros (enología respetuosa).
El principal handicap, de Marco Columena, era el calor y la luz de Cádiz, lo que lleva a la cuestión madurez polifenólica versus azúcares.
Tenemos la oportunidad de investigar al no tener una historia reciente de vinos tintos en Cádiz, y ver distintas densidades de plantación, cantidades de distinta calidad, y el equilibrio, y que la planta la dé de forma natural; habrá que estudiar también la pluviometría, o con riegos, teniendo en cuenta la mecanización los tipos de poda, etc. es un estudio apasionante. (1-2 kg de uva por planta para la producción). Metemos la tierra dentro del vino (vinos de Terruño, y dejar claro que aquí se hacen también buenos vinos para competir.
Haremos una cata “hedonista”, sobre calidad y alegría, porque somos la provincia más alegre.
Y noticia de la página Cosas de Comé
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