miércoles, 21 de mayo de 2008

Atún encebollado primerizo

Ingredientes para tres personas: ½ kg de atún, una cebolla grande, 4 dientes de ajo, un tomate maduro grande, un pimiento verde de freír, comino, orégano, medio vaso de vino blanco, sal, y una cazuela de barro con estilo.

El atún debe estar desangrado, operación que se produce en la nevera desde que lo compramos hasta su consumo. Troceamos el atún en taquitos y lo salamos. Esta receta se realiza en dos tiempos: el primero para la base, y el segundo para la base y el atún.

En la cazuela, vamos colocando una base de aceite, los dientes de ajo pelados sin picar, las rodajas de cebolla grandes, tiritas del pimiento y el tomate a rodajas, y por último la sal. Dejamos cocer a fuego lento. El barro necesita su tiempo.

Cuando empieza a hervir, añadimos la mitad del vino. Dejamos que todo esto se poche (con tapadera) durante una media hora.
Una vez todo pochado, añadimos los taquitos de atún con su sal, el comino y el orégano, y la otra mitad del vino y dejamos cocer (dando una vuelta a mitad de cocción a los taquitos), como unos veinte minutos a fuego medio.

Creo que os encantará. Pero es fundamental que el atún sea fresco. La salsa invita. Quedamos emplazados a tratar más recetas de atún en sucesivas ocasiones. Pero primero hay que saber hacer ésta para aprobar.

4 comentarios:

Gabriel dijo...

Informe:
Grabación fidedigna en estudio de la conversación oída, por lenguaje para sordomudos, por dos de Helsinki que pasaban por allí.
Supóngase el muelle con 112% de humedad, alguna alcantarilla humeante y un meante, un borracho cualquiera. Las y pico de la mañana.
-¿Seguro que está occiso?
-¿Dise cohone?
-Está muerto el atún? No respondas al tuntún.
-Desangrado murió en mis brazos, pidiendo que no dejara en tierra a sus hijos.
-Lógico. Bien, bien, bien. Satisfactorio, muy satisfactorio. Si quedara rastro de sangre, estaríamos perdidos.
-“Nos” pondríamos perdidos. Si ocurre, al frigorífico magnífico con él.
-No tengo por qué estar con él. De nada sirve ya.
-Dacuerdo, joén. Ahora, trocéalo y jiérvelo a fuego lento, como las agüelas. Y pocha todo lo que esté a su alrededor. Coge la mitad de la botella de vino.
-¿La de arriba o la de abajo?
-Es tu vida. Ya deberías saberlo, sobre todo siendo fresco.
-Jamás he engañado a mis tres esposas.
-Me refería al atún.
-Yo al vino.
-No puedo más. Dime qué hacer al final.
-Invita a poca gente. Algo quedará para ti.

Anónimo dijo...

Hola Charo. Observo que no eres muy aficionada a usar especias ni condimentos varios, verdad?. Yo las he estado usando bastante por que mi madre me ha enseñado así, pero ultimamente y a raiz de empezar a compartir comida con el niño pequeño he dejado de usarlas, solo algo, y realmente lo prefiero. Tu porque no las usas? te lo pregunto como gran cocinera que eres. Chao.

Anónimo dijo...

Hola Susana: efectivamente, utilizo poco las especias, aunque reconozco que algunas, en determinados momentos de la preparación, hacen maravillas. Pero sí es cierto que no uso, por ejemplo, la pimienta.
De todos modos, no me gusta disfrazar los sabores naturales, además de que así se acostumbra bien al estómago. Pero, lo más importante, es que los niños deberían educarse en lo natural, cosa que se consigue dándoles de comer buenos purés, hechos con ingredientes buenos y frescos y sin especias. Un día de éstos hablaremos del puré, pensando en Pablo por supuesto.... (Y gracias por lo de "gran cocinera", no es para tanto....)

Deluxe dijo...

Charo, qué rico, me recuerda al marmitako.