Guardé en su día una entrevista a Michel Montignac, el gran investigador y bioquímico francés, afincado en Suiza, experto en nutrición y considerado gurú de las dietas para adelgazar (o para no engordar). Sus teorías revolucionarias han atacado frontalmente a la todopoderosa industria multinacional de la alimentación, y en sus libros, ha llegado a descalificar marcas concretas de alimentos.
Consideré importantes las declaraciones de este investigador, no solo por sus consejos para adelgazar, sino por sus conclusiones sobre las causas del aumento de peso: hoy engordamos, al haber modificado nuestras costumbres y disminuido la práctica de ejercicio, por un lado; y por otro, debido a la alteración genética de los alimentos que ingerimos. Dice Montignac que el ciudadano está más informado que nunca sobre nutrición y sin embargo nunca ha comido peor.
Montignac considera que no estamos gordos por comer demasiado, sino por incluir en nuestra dieta elementos como el azúcar y la patata, relacionados con el índice glucémico y con la insulina, con el consiguiente efecto metabólico. A cambio, propone recuperar las lentejas y el aceite de oliva, es decir, la dieta mediterránea. También desaprueba los refrescos, limitando su consumo a dos veces por semana, tras haber comido algo, pero los desaconseja, considerándolos un factor de riesgo para la salud; peor pone a los refrescos light, por su componente químico.
Incluso la leche de vaca, por su saturación de grasa también está mal vista por este bioquímico, prefiriendo la de oveja y cabra. Y concluye que es preferible la leche fermentada, es decir, en yogur o queso.
Dice Montignac que los aportes energéticos que proporciona la alimentación en los países occidentales han disminuido un 35% mientras, paradójicamente, la obesidad ha aumentado el 400%, por la naturaleza de lo que se come. Y como ejemplo: el maíz consumido hace años, de excelente calidad y que no hacía engordar a sus consumidores. Es decir, que hemos industrializado la comida, pero el contenido nutricional es distinto.
Según la dieta Montignac, para adelgazar hay que evitar contar las calorías: lentejas y huevo Kinder tienen las mismas, pero no la misma composición. Se trata de mirar lo que se come. Además, aunque se haga ejercicio, el comer rápido en la calle anula su efecto. Ya empezamos el día desayunando mal, pues deberíamos tomar fruta, pan integral con mermelada sin azúcar o con un pedazo de queso, manchego sobre todo, o leche de almendras con copos de avena…
También prescribe evitar las harinas blancas y refinadas, los azúcares, las croquetas, el maíz, la pasta y…las patatas. Considera excelente el chocolate puro que según él no engorda, pero el que se vende hoy tiene un 80% de glucosa. Prohíbe comer entre horas. Pero lamenta que los congeladores de las casas estén llenos de helados, que se incluyen en todas las comidas, lo que es un síntoma de los malos hábitos alimenticios actuales.
Como conclusión, el método Montignac radica en la calidad de los alimentos, no en la cantidad, vigilando la segregación de insulina. Hay que comer los alimentos en el estado más natural posible.
Seis alimentos están bajo la lupa de Montignac: Potitos preparados (contienen fécula de patata), leche maternizada (por proteínas de vaca difíciles de digerir); la dieta vegetariana (por falta de proteína), la carne y pescado (buenos, su grasa no se almacena), el Enriquecido artificial (son malos en sí mismos), y la patata (para él, la enemiga de las dietas, sobre todo frita. Dice que antes no se consumían, y que es un alimento para los cerdos. (!!!!!)
He aquí sus 10 Consejos para perder peso:
1) No saltarse una comida. (Y la cena, con hortalizas)
2) Eliminar los azúcares (postres, bebidas, sopas, mermeladas, miel y cereales)
3) Evitar la cafeína, cola y té negro, beber infusiones, descafeinado y agua.
4) Limitar el alcohol.(nunca con el estómago vacío, cerveza con comida y cena), acompañando proteína al primer sorbo.
5) Olvidar la patata.
6) Cocer la pasta al dente, a ser posible integral, y elegir arroz salvaje, como el bomba o el integral.
7) El pan, solo en el desayuno. Olvidar el blanco y los biscotes.
8) Las proteínas son necesarias para adelgazar, pescados, huevos, pollo….
9) Comer legumbres, lentejas, alubias blancas, garbanzos y judías verdes, sin grasas…
10) Comer fruta entre horas o en el desayuno, manzanas, albaricoques, melocotones, cerezas, peras, ciruelas y fresas. Limitar el melón, la sandía y el plátano.
Creo que las teorías de Montignac son para tenerlas en cuenta, en lo que respecta a llamar la atención sobre la pureza en el estado de los alimentos, cosa que debería ser la norma en la alimentación humana. En cambio, en lo relativo a los carbohidratos, me parecen muy radicales, sobre todo su duro desprecio a la patata, considerándola alimento de cerdos e indigna del hombre.
Ver entrevista a la patata gaditana
5 comentarios:
Me parecen muy interesantes las aportaciones de este hombre, excepto en lo que respecta a la patata, que a mi me encanta. Qué rica las patatas cocidas y aliñá, las patatas al horno, los guisos de patatas (ummmmm), y también las patatas fritas en un buen aceite de oliva.
En efecto, dice algunas verdades, pero en Montignac es considerado un radical en ciertos aspectos, y en la práctica no es demasiado aconsejable seguir sus dietas, aunque alguna de sus recomendaciones sean realmente sanas.
Si elimináramos la patata habría pueblos enteros que se habrían muerto de hambre, como el irlandés, por ejemplo. Que es hipercalórico, no lo duda nadie, pero sano es un rato también.
Me temo que la patata va a salir al paso en cualquier momento. Creo que Montignac la tiene tomada con ella...
La verdad es que algo de cerdo si tengo. Me encanta la patata; por lo demás, estoy bastante de acuerdo con este señor.
Dmomblona
Muy buen resumen. Con respecto a la patata, quizá la postura es radical, pero bien puedo olvidarla a cambio de una pasta :)
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