Ingredientes:
Un kg harina. Una cucharada de canela molida. Una pizca levadura o bicarbonato. Ralladura de un limón. Zumo de una naranja. Un vaso de aceite. Un vaso de vino blanco. Un puñado de azúcar. Una cucharada sopera de ajonjolí. Una cucharada sopera de matalahúga o anís. Una copa anís dulce. Dos tarros de miel y agua.
Elaboración: en un lebrillo poner la harina con un agujero en el centro. Añadir la ralladura de limón, el azúcar, la canela y la levadura.
Un kg harina. Una cucharada de canela molida. Una pizca levadura o bicarbonato. Ralladura de un limón. Zumo de una naranja. Un vaso de aceite. Un vaso de vino blanco. Un puñado de azúcar. Una cucharada sopera de ajonjolí. Una cucharada sopera de matalahúga o anís. Una copa anís dulce. Dos tarros de miel y agua.
Elaboración: en un lebrillo poner la harina con un agujero en el centro. Añadir la ralladura de limón, el azúcar, la canela y la levadura.
En una sartén calentar el aceite y freír en él la matalahúga y el ajonjoli. Pero sólo un poco. Cuando se haya hecho, verter en el lebrillo sobre la harina. Remover en un primer momento con una cuchara y una vez que la harina y el aceite hayan ligado añadir la copa de anís dulce, el vaso de vino blanco y el zumo de naranja.
Hay que amasarlo bastante con las manos, mientras más se haga más suave será la masa.
Posteriormente vamos cogiendo pequeñas cantidades de la masa, (como un puño) y las vamos poniendo sobre la mesa para dejarlas lo más finas posibles con la ayuda de un rodillo. Con un cuchillo le vamos haciendo cortes en forma de rombo, para después unir dos de las esquinas de cada rombo y así le vamos dando la forma a cada pestiño. Freír los pestiños en abundante aceite.
En una olla grande ponemos a calentar la miel con agua (la proporción sería dos partes de miel por una de agua). Cuando rompa a hervir vamos pasando los pestiños por la miel, los dejamos un rato en remojo y apartamos en el lebrillo. Cuando hayamos terminado de remojar todos los pestiños por la miel, lo que nos sobre lo añadimos a los pestiños que están en el lebrillo.
Para empezar a disfrutar de los pestiños solo hace falta esperar a que enfríen y ya está.
Si no queréis hacer la masa, tenéis la opción de comprarla hecha, como en la tienda gaditana La Alacena, procedente de Medina Sidonia, presentada en envases de 1 kilo.
8 comentarios:
Hace un par de años que conocí a un gaditano aquí en Madrid y su madre siguiendo la tradición ahora por estas fechas hace un montón de pestiños y tiene a bien obsequierme con una buena fuente así que aunque se me hace la boca agua viendo la foto, espero resarcirme dentro de unos dias celebrando "La Pestiña" en los Madriles.
Dmomblona
Esas son las recetas "güenas" de verdad, las que pasan de abuelos a nietos, o interactivas como tu les llamas.
Me vuelven loca los pestiños. Cuando pases por Jerez, unos poquitos, "pofavó"
Besitos sin gluten
Una duda:¿por qué interactivos?
Nunca hice pestiños, pero sí lo que en San Fernando se llaman Tortas de nochebuena. Se hacían la tarde de esa noche y la gente iba por las casas probándolas y cantando villancicos. Luego, se intercambiaban platitos de tortas entre los amigos y familiares.
La receta era a base de la misma cantidad de zumo de naranja, vino y aceite. En el aceite se freían los granos de anís. Y se echaba harina, que se amasaba mucho, hasta que no se pegara ni a la mesa ni a las manos. Luego, se estiraba con el rodillo y se cortaba en rectángulos que se freían. Eso era lo difícil, porque tenían que inflarse para que quedaran huecas por dentro. El secreto era no poner el aceite demasiado caliente y procurar que la torta estuviera siempre bajo el aceite. Después se enmelaban, como los pestiños.
Hasta hace dos años las hacía en Madrid y se las llevaba a mi madre, pero como ya no las puede comer, he dejado de hacerlas.
Bueno, el nombre ha sido porque han generado "interacciones" entre diferentes generaciones; es una palabra muy actual, y a los pestiños les viene bien una palabra que los modernice, aunque la verdad, siguen sin pasar de moda. Y además, logran unir a varios miembros de la familia.
Los pestiños siempre están presentes en todas las familias andaluzas, y sobre todo, hacen que se relacionen diferentes generaciones.
Y en cuanto a las tortas, pues recuerdo muy bien que mi abuela (que era de San Fernando), venía a casa a echar el día para hacer cantidades industriales de tortas. Entonces teníamos la llamada "cocina económica"; y mi padre ese día era feliz con la preparación de su madre. La casa estaba calentita y todos estábamos eufóricos. ¡Qué tiempos!
Nunca me gustaron los pestiños porque los encontrabademasiado empalagosos. Y en casa, que era tradicion que mi madre lso hiciera unos dias antes de navidad, ya no se hacen desde que a mi hermana se le escapo el canario de la jaula, y le encantaba el agua, volo hacia la cocina, vio el aceite y se tiro de cabeza en el. Y ya no se comen pestiños.
Candela: quiero hablar algun día de la casa dónde nací, situada en la calle Magistral Cabrera; pues en la casa vivió precisamente este personaje, contemporáneo por ejemplo de Blanco White y creo que del marqués de la Ensenada.
Fue un hombre notable, no solo en la Iglesia, sino también en la propia ciudad, una especie de técnico economista de entonces. Y claro, la casa tiene su historia, pero ya llegaremos... Gracias a los dos por vuestor comentarios.
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