Ingredientes: Un pollo troceado (si es de granja, campero o ecológico, mejor –Mercadona lo tiene-). Aceite de oliva (como para un guiso normal). Dos ajitos. Dos pimientos verdes. Una cebolla grande. Un vaso de vino blanco grande. Un vaso de caldo grande. Una pizca de pimienta negra recién molida. Azafrán en hebras. un sobrecito. Puñadito de almendras tostadas (las de Mercadona van bien). Una yema de huevo (o dos si el pollo es muy grande). Una cucharada de vinagre. Sal.
Usamos una cacerola más ancha que alta. Calentar el aceite y ponemos un ajo abierto en dos partes. Cuando está dorado, retirar y tirar el ajo. Luego ponemos la cebolla troceada y los dos pimientos cortados a tiras, hasta que estén bien pochaditos. El pollo es conveniente dorarlo un poco, bien en el aceite de la cebolla y los pimientos, sacándole la verdura del refrito antes y añadiéndola después.
Una vez el sofrito y el pollo juntos, se añade el vaso de vino; dejamos unos minutos para que se evapore el alcohol, y añadimos el vaso de caldo de pollo que tendremos caliente. Se tapa y se deja hervir.
Cogemos las hebras de azafrán y las ponemos a tostar encima de la tapa de la cacerola, previamente metidas en papel de aluminio (plegar el aluminio muy planito para que tueste mejor). Lo mantenemos así unos 15 minutos y añadimos el azafrán al pollo y unos granitos de pimienta negra recién molida y corregimos de sal si es necesario. Se deja cocer hasta que esté tierno.
Dos minutos antes de retirarlo del fuego, añadimos lo siguiente:
Machacamos en el mortero el otro ajo –crudo- con el puñadito de almendras tostadas (pelarlas antes). Una vez triturado el ajo con las almendras, le añadimos la yema de huevo y una buena cucharada de vinagre (pequeñita no, que no se nota). Es posible sustituir el vinagre de uso normal por aceto balsamico di Modena (le da un punto realmente exquisito; en este caso, poner dos cucharadas en lugar de una). Removemos todo y -como la mezcla es algo espesa- le ponemos un poco de la salsa o caldo de pollo sobrante al mortero. Se vierte sobre el pollo y procuramos que se mezcle bien con la salsa. Dejamos hervir un par de minutos, apagamos y dejamos reposar mientras ponemos la mesa.
Usamos una cacerola más ancha que alta. Calentar el aceite y ponemos un ajo abierto en dos partes. Cuando está dorado, retirar y tirar el ajo. Luego ponemos la cebolla troceada y los dos pimientos cortados a tiras, hasta que estén bien pochaditos. El pollo es conveniente dorarlo un poco, bien en el aceite de la cebolla y los pimientos, sacándole la verdura del refrito antes y añadiéndola después.
Una vez el sofrito y el pollo juntos, se añade el vaso de vino; dejamos unos minutos para que se evapore el alcohol, y añadimos el vaso de caldo de pollo que tendremos caliente. Se tapa y se deja hervir.
Cogemos las hebras de azafrán y las ponemos a tostar encima de la tapa de la cacerola, previamente metidas en papel de aluminio (plegar el aluminio muy planito para que tueste mejor). Lo mantenemos así unos 15 minutos y añadimos el azafrán al pollo y unos granitos de pimienta negra recién molida y corregimos de sal si es necesario. Se deja cocer hasta que esté tierno.
Dos minutos antes de retirarlo del fuego, añadimos lo siguiente:
Machacamos en el mortero el otro ajo –crudo- con el puñadito de almendras tostadas (pelarlas antes). Una vez triturado el ajo con las almendras, le añadimos la yema de huevo y una buena cucharada de vinagre (pequeñita no, que no se nota). Es posible sustituir el vinagre de uso normal por aceto balsamico di Modena (le da un punto realmente exquisito; en este caso, poner dos cucharadas en lugar de una). Removemos todo y -como la mezcla es algo espesa- le ponemos un poco de la salsa o caldo de pollo sobrante al mortero. Se vierte sobre el pollo y procuramos que se mezcle bien con la salsa. Dejamos hervir un par de minutos, apagamos y dejamos reposar mientras ponemos la mesa.