Tienen una importante función energética a largo plazo los lípidos o grasas, y su aporte debería ser un 30-35% de la ingesta calórica total diaria. Se clasifican en Saturadas (grasas animales, embutidos, vísceras, mantequilla), aceite de coco y palma), Monoinsaturadas (aceite de oliva y frutos secos) y poliinsaturadas (Pescado azul, aceite de semillas y frutos secos). Los tres grupos aportan las mismas calorías, -por cierto más que los hidratos de carbono- aunque se debe dar preferencia a las dos últimas, siempre sin abusar.
Aquí surge inevitablemente la cuestión industria versus nutrición, en el caso de las grasas hidrogenadas, ya que se les inyecta un proceso químico y las hacen saturadas, pasando de ser saludables a no saludables, buscando su estabilidad, como en el caso de la margarina. Sin embargo, en el aceite quedan muchas sustancias que no se llegan a refinar y por eso sigue siendo la mejor fuente de grasas.
¿No habrás querido escribir margarina por mantequilla?. Creo que son las primeras las que llevan la diabólica "grasa trans".
ResponderEliminarEs cierto. Ha sido un lapsus.Corregido está. Muchísimas gracias.
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