Se trataba de devolver la visita al Círculo de Arte Vivo, grupo de amigos unidos por la gastronomía en Sevilla, que la vez anterior nos agasajaron con una maravillosa berza a mi jefa y a mí. Ahora tocaba corresponder. Lo ideal hubiera sido preparar in situ los garbanzos, pero la jornada laboral no me lo permitía; así que dejé listo el potaje en la flamante olla, a falta de sal y de especias picantes al gusto. Eso sí, a pesar de haber usado guantes para limpiar los chocos, las uñas se habían puesto algo negras… riesgos del directo.
Llega el momento de la verdad. Y soy la encargada de servir los platos con el contenido de mi olla fantástica. Los habitantes del Círculo sacan un botellón –por el tamaño- de buen vino tinto. Mientras, se repasa la actualidad política, y de paso, los cotilleos de la prensa rosa, frivolidad inevitable.
Los comensales proceden de distintos ambientes, pero también de la Universidad, uno de ellos fue profesor mío. Y las conversaciones surgen de la nostalgia musical: rock and roll, música francesa de los 70, cantautores españoles como Paco Ibáñez o Sabina, y un canto de una servidora dedicado a Benedetti: "Si te quiero es
porque sos…" decía la letra,y nos damos cuenta de lo que hemos vivido y de cuánto hemos cantado durante tantos años, puretismo sentimental, justificado eso sí, porque sale a la superficie y lo escuchan los y las que son más jóvenes. Hay que envejecer con glamour….
Envuelta en una bolsa de tienda elegante, salgo con mi megaolla, en la que aún quedan tres o cuatro platos de garbanzos, todo eso por el impresionante Paseo Colón (¡qué fuerte, con una olla junto al río!); parece que he pasado la prueba, ¡qué bien!. Subo al taxi y el chófer me pregunta por el contenido del cacharro, como si fuera normal viajar con una olla llena de garbanzos; él también es un apasionado de la cocina, y comprende esta pequeña aventura gastronómica que llenó un momento de varias personas.
Sobremesa de conversación, de recitado de versos, de recuerdos, de música de otro tiempo, junto a personas de distintas edades y condición, forman un vintage emocional intenso e interesante, yo lo recomiendo como remedio contra la intolerancia, que eso fue nuestra transición: lo que conseguimos y lo que dejamos atrás por imposible. Y el testigo, una olla de garbanzos con chocos que hablan por sí solos.
(Los ingredientes: 1,100 kg de garbanzos de Escacena, 5,5 kg de chocos de trasmallo, ½ kg de tacos de jamón serrano ibérico, 2 huesos de jamón, un buen chorro de aceite de oliva virgen extra, 1 kg de tomates pelados y triturados –en casa-, dos cabezas de ajo, dos cebollas grandes, sal y pimentón dulce, y especias picantes opcional).
Lo que me pierdo por no vivir a tu vera.!Que pinta tiene esa olla!.Si voy por Sevilla hablaré con la representante del guiso para que lo cocine en ese mismo formato aunque los comensales seamos menos.Un beso.
ResponderEliminarDmomblona.